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El camino que conduce a la vida.

 


«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. 
Nadie va al Padre, sino por mí». 
(Jn14,6-14).

Acercarnos al Evangelio para que nada de lo que Él vivió, sintió, hizo, amó y propuso se nos pase de largo. Conocerle para seguirle. Conocerle es abrir el corazón y la vida al Evangelio. Conocer a alguien en sentido bíblico es amar, en el que se va creciendo cada día.  Conocerle es amarle; amarle es seguirle; seguirle es comprometerse; comprometerse es amar a los hombres y mujeres de este mundo; amar es servir y cuidar.


A Jesús le conocemos si caminamos, si nos cuestionamos, si dejamos que la vida nos envuelva con toda su realidad. Si ponemos mente, corazón, cuerpo, atención en todo lo que ocurre. La plenitud de vida no acontece porque " pensemos" mucho, sino porque amamos mucho. A nosotros mismos, como la manifestación del primer regalo que Dios nos hace: la existencia. A los demás, como pequeñas "teofanías". Y la realidad que se nos presenta cada día, desconcertante, asombrosa, inabarcable.

«El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores» La misión nace de una convivencia prolongada con Jesús; la profecía nace de la amistad con Dios. Lo que se descubre en la intimidad del encuentro orante se proclama desde los tejados. Cuando un orante ha experimentado el amor gratuito de Jesús, puede colocarse en medio del mundo para ser con sus obras un humilde reflejo de la belleza de Dios.


Jesús, el testigo fiel, está a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros. Resucitado de entre los muertos, el Padre lo ha constituido mediador universal, haciendo suyas nuestras necesidades y nuestras demandas. Así lo afirma: "si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré".

Si conociéramos a Jesús, conoceríamos quién es el Padre. Si viéramos a Jesús, veríamos al Padre. Si creyéramos a Jesús creeríamos en sus obras y las haríamos. Si pedimos algo en su nombre, él lo hará. Todo condicionado a nuestra voluntad.

 

Tú, Señor, eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida.
Tu amistad me pone en camino de anuncio.
Gracias, Señor, porque hoy me regalas, de nuevo, esta verdad.
Tú mi camino, mi verdad, mi vida.
Tú la esperanza firme que me queda.
Señor Jesús, guíame cada día por tu camino,
para vivir con fe, amor y esperanza en medio de mis desafíos.

 

……

 

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