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En lo cotidiano

 


"El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel."
 
(Lc 16,9-15).

Solemos pensar que la vida se juega en las grandes decisiones. Y no es del todo verdad. Lo habitual es que sean las pequeñas decisiones, esas cotidianas e irrelevantes, las que marcan el sentido de nuestra vida: si uno, decía Jesús, es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel.

La fidelidad en lo pequeño, es la invitación a vivir agradecidos. Con lo que somos, con lo que tenemos. Sin comparaciones, sin envidias. Cuando uno vive a gusto siendo quien es todo lo que ocurre lo lee y lo interpreta en clave acompañada. Nuestra capacidad de reconocimiento del Dios que nos acompaña en la vida va creciendo en la medida que confiamos en Él. Y es esa relación en lo secreto, en lo íntimo de nuestra vida es la que nos da una fuerza sobrenatural para vivir en medio del mundo, pero sin ser del mundo.

La fidelidad y la transparencia son dos elementos centrales en el seguimiento. Fidelidad es confianza, es verdad. Transparencia es vivir según Dios, a su estilo y manera. Anteponiendo todo a su servicio. Valorando el seguimiento y la entrega ante lo que tiene precio.


Servir a un sólo Señor, a Él, a nadie más. "No podéis servir a Dios y al dinero" El Señor lo es todo, necesitamos responder con todo. No hay más Señor que Él, a nadie más dar la vida, no responder a otro. Es el mejor Señor el que da la vida sin pedir nada a cambio, luego nuestra respuesta será la vida sirviendo, cuidando, amando a los demás.

Se es fiel a Dios compartiendo con los demás, atendiendo a los que peor lo pasan, de lo contrario sucumbiremos a la esclavitud del dinero.

Señor, enséñame a usar 
con sabiduría y generosidad los bienes 
que me has confiado, 
para servirte a Ti y ayudar a los demás. 
Señor, que mi entrega sea más audaz en beneficio de mis hermanos.  
Dame, Señor, 
la fidelidad en lo cotidiano, 
en lo pequeño, en lo sencillo, 
en lo que pasa desapercibido, 
en lo que no cuenta, 
para serte fiel en la entrega total de mi vida en la misión a la que me llamas. 
Que mi vida refleje 
un compromiso sincero contigo, 
sirviéndote a solo ti y no a las riquezas. 
Que mi corazón permanezca 
siempre fiel a tus enseñanzas. 
Amén.

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