Solemos pensar que la vida se juega en las grandes decisiones. Y no es del todo verdad. Lo habitual es que sean las pequeñas decisiones, esas cotidianas e irrelevantes, las que marcan el sentido de nuestra vida: si uno, decía Jesús, es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel.
La fidelidad en lo pequeño, es la invitación a vivir agradecidos. Con lo que somos, con lo que tenemos. Sin comparaciones, sin envidias. Cuando uno vive a gusto siendo quien es todo lo que ocurre lo lee y lo interpreta en clave acompañada. Nuestra capacidad de reconocimiento del Dios que nos acompaña en la vida va creciendo en la medida que confiamos en Él. Y es esa relación en lo secreto, en lo íntimo de nuestra vida es la que nos da una fuerza sobrenatural para vivir en medio del mundo, pero sin ser del mundo.
La fidelidad y la transparencia son dos elementos centrales en el seguimiento. Fidelidad es confianza, es verdad. Transparencia es vivir según Dios, a su estilo y manera. Anteponiendo todo a su servicio. Valorando el seguimiento y la entrega ante lo que tiene precio.
Servir a un sólo Señor, a Él, a nadie más. "No podéis servir a Dios y al
dinero" El Señor lo es todo, necesitamos responder con todo. No hay
más Señor que Él, a nadie más dar la vida, no responder a otro. Es el mejor
Señor el que da la vida sin pedir nada a cambio, luego nuestra respuesta será
la vida sirviendo, cuidando, amando a los demás.
Se es fiel a Dios compartiendo con los demás, atendiendo a los que peor lo pasan, de lo contrario sucumbiremos a la esclavitud del dinero.



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