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Para agradecer y para ayudar


 
 
« ¿Qué está permitido en sábado?, 
¿hacer lo bueno o lo malo?, 
¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir? » 
(Marcos 3,1-6)

Nada hay en el mundo que impida la ayuda al necesitado, el amor al hermano, la ayuda al que sufre, el consuelo al que llora... No hay norma ni ley que tenga autoridad para suprimir o impedir el amor al otro.

Jesús vuelve una y otra vez a recordarnos lo esencial de nuestra vida. Es tan fácil confundir el fin con los medios. Lo esencial y lo relativo. Que necesitamos continuamente recalcular nuestra ruta. Preguntarnos a dónde nos guían nuestros pasos. Al amor o al juicio.

En la sinagoga hay un hombre con una mano paralizada. Una mano que le impide tener autonomía, que le hace estar replegado en su incapacidad. Jesús le pide extender la mano. Tenderla para relacionarse, poder tocar y recuperar su ser personal y social.

"Extiende la mano". En más de una ocasión la parálisis te habrá invadido: por no ser valorado, sentirte infravalorado, porque las circunstancias te superan, incluso por no creer en ti. Hoy, Jesús, te pide que extiendas tu mano y así levantarte... Extiende tu mano y... ¡Levántate!


 

Señor, ¡que nunca me canse de hacer el bien! 

Hazme comprender que mi misión se resume en vivir tu amor mediante la práctica auténtica y generosa de la caridad, que mi tarea no es otra que la de dar a conocer tu amor. 

Dame la fuerza para empeñarme en esta tarea sin distraerme.


 

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SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

Santa Teresa de Calcuta

UN ÁNGEL EN LA TIERRA   SEÑOR ENSÉÑANOS A AFRONTAR  LAS LUCHAS DE LA VIDA DIARIA “Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu Crucifixión, así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo”. (Santa Madre Teresa de Calcuta) "Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olv...