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LA MIRADA DE JESÚS



La mirada de Jesús nos levanta siempre; nos eleva, nos alza; nunca nos deja ahí, donde estábamos antes de encontrarle. 
Ni tampoco quita algo: 
Nunca te abaja, nunca te humilla, te invita a alzarte, y haciendo oír su amor da el valor necesario para poderle seguir. 
Pero ¿cómo era esta mirada de Jesús? 
No era una mirada mágica, porque Cristo no era un especialista en hipnosis, sino algo muy distinto. 
Basta pensar en cómo miraba a los enfermos y los curaba o en cómo miraba a la multitud que le conmovía, porque la sentía como ovejas sin pastor. 
Es necesario reflexionar no sólo en cómo miraba Jesús, sino también en cómo se sentían mirados los destinatarios de aquellas miradas. 
Porque Jesús miraba a cada uno y cada uno se sentía mirado por Él, como si llamara a cada uno por su propio nombre. 
Por esto la mirada de Cristo cambia la vida. 
A todos y en toda situación.
 (Francisco, 21 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).

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