La ceguera física nos impide ver lo que sucede fuera de nosotros. La ceguera interior, conocer quiénes somos y cómo son los demás. Nos introduce en un mundo lleno de disculpas hacia los errores propios, e implacable con los fallos ajenos. Nos hace fundamentalistas.
Quién sólo se ocupa de condenar lo malo que son los demás es incapaz de aceptar sus propios defectos. Vemos la mota y no reparamos en la viga. Al final terminamos pensando que todos se confunden mientras me asiste la razón. ¿Por qué la ceguera propia hace a todos ciegos?
La luz de Cristo sana cegueras y sorderas. Tiene la fuerza de cambiar completamente la existencia.
"¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? Hoy nos pregunta Jesús por quién guía nuestras vidas. Si dejamos que nuestra vida la guíe la ambición, el odio, la venganza o el rencor, arrastraremos con nuestro dolor a otros. Si dejamos que Jesús sea nuestro espejo, nuestro Buen Pastor, él nos lleva a prados verdes de esperanza, de amor, de sentido. No promete si le seguimos comodidad, facilidad, bienestar, éxito. Pero si la seguridad de que su yugo es llevadero y su carga libera. Está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
"¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?" Mirar con cariño, mirar para corregir, mirar desde la humildad de saberse pequeño y pecador. Mirar con gozo, mirar con bondad, mirar para dejarse mirar, mirar para ayudar y servir. Mirar al hermano para que él sea de verdad, para que él me mire y me ayude a ser. Mirar con verdad y sencillez, dejándose querer por la mirada del otro. Mirar desde abajo o desde al lado, nunca desde arriba. Mirar y sentirse corregido por la misma mirada con la que miro. Mirar al otro y ver prójimo y hermano ante los que me agacho y sirvo.
Hoy celebramos el Dulce Nombre de María. “Y el nombre de la virgen era María” (Lc 1, 26-38). Gracias por el don de María, tu madre. Danos fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Que María nos inspire para que como ella usemos la misericordia con los demás.
suave en el corazón de tus hijos,
Tu nombre bendito es alegría para los ángeles, fortaleza para los débiles,
esperanza para los pecadores y amor para quienes buscan a tu Hijo.
María, invocamos tu nombre con confianza:
protégeme de todo mal, guíame por el camino de la gracia, y acompáñame hasta el encuentro eterno con Jesús. Amén.
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