Ir al contenido principal

Pequeñez

 

"Si no os convertís 
y os hacéis como niños, 
no entraréis en el reino de los cielos"  
(Mt 18, 3)

En un mundo en el que todos buscan ser los más importantes, el Señor nos ofrece la referencia de los más pequeños para convertirnos y poder así entrar en el reino de los cielos. Sólo los pequeños, humildes y transparentes son los que pueden seguir alegres las huellas del Maestro.


Jesús nos invita a convertirnos y hacernos como niños, no a ser niños. Nos propone amar, no guardar rencor, sinceridad, fidelidad y dependencia de Dios.Vivir la infancia espiritual. No confundir con Ser inconscientes,irreflexivos, apegado
 

Jesús nos llama hoy con amor a ser como niños para así poder entrar en el reino de los cielos. Medita sobre las cualidades de los niños: la humildad, la confianza y la pureza de corazón. Ora para que puedas en tu vida cultivar estas virtudes. Y acércate a Dios con un corazón sencillo y confiado. Recuerda que puedes encontrarle en su Palabra y en las personas que te rodean.

 

Señor Jesús, Tú nos llamas a hacernos como niños para
entrar en tu Reino. Danos un corazón humilde, sencillo y confiado, como el de tu Madre María, para acoger y cuidar a los más pequeños como Tú lo haces. Que sepamos abandonarnos en tus manos, aceptar tu voluntad con alegría y vivir siempre en tu presencia.
 
 
María, Madre nuestra, enséñanos a ser como niños. Cambia nuestro corazón y hazlo como el de tu Hijo Jesús. Que aprendamos, como Él, 
a vivir siempre en las manos del Padre. Madre María, enséñanos a decir “sí” como tú, para que, como hijos pequeños, podamos caminar seguros hacia el Padre. Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...