Ir al contenido principal

No nos escandalicemos

 


"¿De dónde saca éste esa sabiduría 
y esos milagros?" 
(Mt 13,54-58).

Cuando hablamos de Dios, las distancias cortas nos suelen confundir. No nos encaja el Dios vecino, el Hijo del carpintero, el compañero de camino, el tan cercano que lo está más que yo mismo. Alguien así genera sospechas, desprecio o indiferencia. No pudo hacer allí milagros.

Jesús va su ciudad y enseña en la sinagoga. Sus paisanos no entienden de dónde saca esa sabiduría. Conocen a su familia y les escandaliza su saber. No aceptan quien es, lo que hace y lo que dice. Se sitúan entre la envidia, el desprecio y la incredulidad.

Que no nos escandalice que sea como nosotros, verdadero hombre. Nos da valor que así sea. Su encarnación es un gesto de amor profundo. Es como todo hombre y mujer de este mundo. Es un gesto que habla de lo mucho que nos quiere. Reconocerle como verdadero hombre, como verdadero Dios, nos acerca a Él, nos ayuda a admirarlo y adorarlo.  Es como nosotros, nos quiere.

"¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?". Despertar interrogantes irresistibles es una señal inequívoca de que la vida de Dios acompaña la nuestra. Somos todos muy previsibles y actuamos en general de formas muy mecánicas. Por eso sorprende cuando alguien vive libre, sin miedos, generoso, alegre. Encontrarnos con la sencillez, la alegría, sin críticas, sin pesimismos ni quejas es un verdadero milagro. Seamos para los demás brisa suave, ánimo, agentes de paz y bendición. Hay demasiada tristeza en nuestro mundo para que nosotros sembremos más.

Que ninguna dificultad frene mi amor a ti, Jesús. 
Quiero testimoniar tu amor con valentía. 
¡Dame la fuerza de tu Espíritu!   

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...