Ya estás, Francisco, clavado
sobre la cruz redentora.
Triunfas del mundo y la carne
y es de
Cristo tu victoria.
El ideal de
tu vida
un mundo nuevo jalona,
y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas.
Una cuerda a tu cintura
ciñe tu pureza. Y brotan
las flores por donde pisas
con tus
plantas milagrosas.
La pobreza fue tu dama,
la que era de Cristo esposa.
Viuda del primer marido,
de nuevo tú
la desposas.
Y en arras cinco rubíes
tu cuerpo llagado adornan.
Cinco ventanas abiertas
por las que
el alma se asoma.
La cruz fue el árbol de vida
que te cobijó a su sombra.
Bajo sus ramas abiertas
tus hijos
trabajan y oran.
Padre bueno, Padre santo,
de esta familia que implora
tu espíritu, que da vida,
tus virtudes,
que dan gloria.
A los que llevan tu nombre
dales proseguir tu obra.
La semilla aquí sembrada
dará en el
cielo sus rosas.
Secuencia
de la misa de san Francisco.
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