– “Ten Compasión de nosotros, Hjo de David” Jesús bendito, mi esperanza, mi expectativa, mi amor, tengo que decirte una cosa, algo sobre ti, una palabra llena de dolor y miseria. Tú eres el Verbo, el único engendrado del Padre no-engendrado, hecho carne por mi, Palabra salida del corazón del Padre, Palabra pronunciada por el Padre una sola vez (cf Hb 9,26), Palabra a través de la cual “en los últimos días” (Hb 1,2) tu Padre celestial me ha hablado, dígnate escuchar, tú, Palabra de Dios, la palabra que abundantes deseos hacen salir de mi corazón. Escucha y ve: mi alma está triste y turbada cuando cada día me dicen: “¿Dónde está tu Dios?” (Sl 41,4). No puedo responder nada, temo que no estés aquí, no siento tu presencia. Mi corazón arde en deseos de ver a mi Señor. ¿Dónde están, en efecto, mi paciencia y mi constancia? Eres tú, Señor, Dios mío, y ¿qué voy a hacer? Te busco y no te encuentro; te deseo y no te veo; te persigo y no te alcanzo. ¿...