Nosotros, indignos siervos tuyos, agradecidos por tus múltiples y grandes beneficios, te alabamos, te bendecimos, te rendimos gracias y exaltamos Tu misericordia, clamando a Ti con humilde amor. ¡Gloria a Ti, que eres nuestro bienhechor y nuestro Salvador! Señor, Jesucristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre. Que dijiste con Tus labios purísimos: “Sin Mi no podéis hacer nada”. Señor, Dios mío, acogiendo con fe en mi alma y corazón Tu divina palabra, recurro humildemente a Tu bondad; ayúdame a mi pecador, a fin de que por Tu gracia, concluya la obra que voy a empezar. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador! (Oración ortodoxa)