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Mostrando entradas de 2025

«¿Vendrá a la fiesta?»

  "Jesús iba a morir por la nación;  y no solo por la nación,  sino también para reunir  a los hijos de Dios dispersos."   (Jn 11,45-57). Él es apreciado, todos quieren escucharlo, con Él la fiesta adquiere otra dimensión. Quieren conocer sus propuestas de liberación, de Dios que es un Padre cercano, de una manera nueva de entender las relaciones entre los hombres de este mundo. Fue a la fiesta, es la Pascua. No puede dejar de celebrar la liberación de su pueblo, seguir proponiendo un reino de libertad, de fraternidad y encuentro. Siempre estamos prontos para buscar un chivo expiatorio entre los distintos, los que piensan diferente, los que no son de los nuestros, los que ponen en crisis nuestra vida o nuestro modo de proceder. Pues mejor es que muera uno por el pueblo, y no perezca la nación entera. Los sumos sacerdotes y los fariseos ven en Jesús un peligro. Una amenaza política y religiosa. Caifás aporta como solución que muera uno para que no...

Incómoda

  «Aunque no me creáis a mí, creed a las obras»  (Jn 10,31-42). A Jesús buscan apedrearlo, pero no hay argumentos. No hay nada que objetar a sus obras. La interpretación de sus palabras molesta e incómoda. La falta de fe juzga y condena. Su coherencia entre lo que dice y hace es extrema. Hay que detenerlo porque cuestiona. A las palabras de Jesús los escribas y fariseos contestan: ahora sí que sabemos que estás endemoniado.   «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Entonces, el Señor les pide que si no creen en sus palabras al menos den crédito a sus obras. Está claro que, quien no quiere creer, no creerá mi aunque resucite un muerto. La cercanía que vino a traer Jesús respecto al Padre asombraba y escandalizaba. Un Dios que permanece alejado, en el cielo, rodeado de categorías abstractas no molesta. Pero un Dios encarnado en la historia, que pide nuestra entrega, nuestro compromiso, y toda nuestr...

La Palabra

  «Quien guarda mi palabra  no verá la muerte para siempre»   (Jn 8,51-59). Él no ha venido a condenar, ni a anunciar la muerte. Quiere que vivamos con Él, que nuestra vida sea Él, que lo que hagamos sea con Él, que vivimos con fuerza a su lado. La vida la da la Palabra. Él es la Palabra, auténtica vida eterna para la vida del mundo. Jesús es la Palabra que mueve el mundo, es la Vida. Acoger la Palabra. La Palabra es Él. Ser uno con ella. Escucharla y ponerse en camino. Abrir los oídos y el corazón a lo que propone. Guardar y dar, acoger y compartir, seguir y hacerla vida. Guardar no es encerrar. Guardar la Palabra es abrazarla. Guardar la Palabra es alejarse de la muerte. En la Palabra nos encontramos con la Vida. Una Vida que nos plenifica, que da sentido y traza horizonte. Nos llena de esperanza en una vida eterna. La Palabra es Jesús. El Verbum. El Logos. El origen y fundamento de todo.       María, enséñanos a ser contemplativos de la Pal...