"Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos." (Jn 11,45-57). Él es apreciado, todos quieren escucharlo, con Él la fiesta adquiere otra dimensión. Quieren conocer sus propuestas de liberación, de Dios que es un Padre cercano, de una manera nueva de entender las relaciones entre los hombres de este mundo. Fue a la fiesta, es la Pascua. No puede dejar de celebrar la liberación de su pueblo, seguir proponiendo un reino de libertad, de fraternidad y encuentro. Siempre estamos prontos para buscar un chivo expiatorio entre los distintos, los que piensan diferente, los que no son de los nuestros, los que ponen en crisis nuestra vida o nuestro modo de proceder. Pues mejor es que muera uno por el pueblo, y no perezca la nación entera. Los sumos sacerdotes y los fariseos ven en Jesús un peligro. Una amenaza política y religiosa. Caifás aporta como solución que muera uno para que no...