Sin desanimarse
La viuda del evangelio de hoy pide justicia frente a su adversario. No se dice lo que ha sucedido, ni quien es su ofensor. Su petición insistente y confiada termina siendo escuchada. Oramos al Dios en quien creemos y creemos en el Dios a quien rezamos
La perseverancia en la oración es la actitud que posibilita al creyente mantenerse fiel en medio de las dificultades del día a día.
El Evangelio nos habla de orar sin desanimarse, sin rendirse, sin cesar ante las dificultades. Jesús nos ofrece el remedio para calentar una fe tibia: la oración. Sí, la oración es la medicina de la fe, el reconstituyente del alma. Pero es necesario que sea una oración constante. Ora cada día, encontrándote cara a cara con ese Dios que te ama y quiere lo mejor para ti. Haz silencio y escucha su voz en tu interior lleno de fe. ¡Excelente domingo!
La propuesta de Jesús es 'orar siempre, sin desfallecer' La oración es mantener una relación íntima y madura con Dios. Es facilitar el encuentro con Él y llenarlo de verdad, de vida, de profundidad. Dios está dispuesto siempre a escucharnos, a decir y abrazar.
"La oración es el gran medio para no perder la cabeza aun en los momentos más difíciles, cuando todo parece conjurarse contra nosotros. Para no perderse entre los múltiples y confusos criterios de nuestra sociedad. Para no renunciar nunca a defender lo justo, lo bueno, lo ético".
Somos de rezar poco... y pocas veces. Y andamos regateando
el tiempo. Pidamos ser constantes, frecuentes y perseverantes en la oración.
Porque a rezar se aprende rezando.
"Es necesario orar siempre, sin desfallecer." Nos tenemos que convencer de que con nuestras fuerzas no nos llega para llevar a cabo todos nuestros proyectos. En cuanto algo nos cuesta solemos derrotarnos y darnos por vencidos. La constancia, el esfuerzo, el perseverar nos ayuda a valorar lo que queremos lograr. Dios es el gran perseverante, el que no se cansa ni se rinde. Seguirá llamando a las puertas de nuestro corazón hasta que abramos y cenemos con Él.
Si no están a mi alcance
Tú me dices que siga rezando
Es que tu misericordia ya ha hecho
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