Ir al contenido principal

Dos maneras

 


"Marta, Marta, andas inquieta 
y preocupada con muchas cosas; 
solo una es necesaria. 
María, pues, 
ha escogido la parte mejor, 
y no le será quitada." 
(Lc 10, 38-42).
Tenemos la posibilidad de vivir las cosas llenos de paz y de descanso. Normalizamos el estrés, los nervios, los agobios, pero porque vivimos atrapados en la exigencia y la eficacia. Jesús valora a María que ha decidido dar valor a lo que lo tiene: la persona. Marta sigue intentando responder a las expectativas que cree que los demás tienen sobre ella.
 

Las inquietudes y las preocupaciones nos pueden ir distanciando de lo esencial, lo que nos integra y orienta. El servicio deja de ser importante cuando no está cimentado en la oración, la Palabra, la voluntad de Dios. Se convierte en un activismo hueco y soberbio.

El servicio a los demás, cuando se hace con amor, es también contemplación.

Las dos, Marta y María, han puesto en el centro a Jesús, las dos le han convertido en lo más importante de lo que está pasando en su casa en ese momento. Cada una lo expresa y manifiesta de una manera. Son dos maneras de entender el seguimiento.

 
 
 
Aquí estoy, Jesús, ante ti
necesito escuchar
mi nombre en tu voz
tus palabras de aliento
que sostienen mis días:
ACOGER, TRABAJAR, CONTEMPLAR…
COMO MARTA Y MARÍA

Quedarnos con lo único necesario y no perdernos en muchas cosas… como hizo San Francisco de Asís. Descubramos continuamente el gozo de dejarnos impulsar por el Espíritu. ¡VIVIR EN GRACIA, ES VIVIR EN GOZO PLENO!

De la mano de San Francisco, recordemos que la salvación cristiana no es espiritualista, pues creemos en la resurrección de la carne y en la transformación final del cosmos tras estos “dolores de parto” que dice San Pablo: Todas las cosas serán recapituladas en Cristo.

"San Francisco de Asís se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos" ¡Sigamos su ejemplo!


 

 

Señor Jesús, como a María,
enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra.
Dame aquella auténtica sabiduría
que busca tu voluntad mediante la plegaria
y la meditación, a través del contacto directo contigo,
más que por razonamientos mentales o por la lectura de muchos libros.

Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños;
concédeme la gracia de dejarme guiar por ella
y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.

Respóndeme mediante la conciencia
cuando te adoro y confío en tu grandeza,
que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender.


Cardenal John Henry Newman


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

“Cuando oréis decid: “Padre”  (Lc 11,2).    Los discípulos fascinados por las palabras y gestos de Jesús se preguntan: ¿De dónde le nace tanta vida al Maestro? Por eso le piden que les muestre el manantial que lleva en el interior, que les enseñe a orar, que les revele “eso” que le lleva a entregar la vida, gratuitamente, por los caminos.   Acoge en silencio profundo la palabra más bella, más entrañable y más nueva que Jesús lleva en su corazón: ¡Abba!   ¿Cuántas veces has dejado de orar? Por dejadez, desánimo...hay mil causas. El Padre es bueno, te espera paciente y sabe que en el fondo de tu corazón anhelas estar cerca de Él. Dile confiado: "Señor, enséñame a orar" En este mundo a veces tan chato y funesto donde pareces no estar, Señor, enséñanos a orar.  Sí, enséñanos a orar, a tener claro y a recordar que somos tuyos y no nuestros. Orar es conectar con la raíz del ser; es entrar en la onda del Padre, sin...

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015