Sol que nace de lo alto
"Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz." (Lc 1, 67-79).
En estas horas previas a la celebración de la Natividad del Señor, el corazón sintoniza perfectamente con la alegría del cántico de Zacarías: cómo no bendecir y alabar al Señor, nuestro Dios, porque nos ha visitado para salvarnos, para manifestarnos su amor y su misericordia.
Zacarías, ya nos anuncia lo que pronto va a acontecer, lo que esta nochebuena se va a hacer realidad. Dios cumple hoy sus promesas, porque Jesús es la promesa que Dios nos tiene preparado, es el gran regalo que desde siglos había estado envolviendo con inmenso cariño. Él es sol que va a disipar nuestras oscuridades, el que va a guiar nuestros pasos a la paz. El que nos va a reconciliar con Dios, el que va a dar sentido a tanto sin sentido.
Un pequeño envuelto en pañales, buscando calor y necesitado
de todos nosotros. De un corazón caliente, amoroso, que le proteja del frío de
la noche. Hoy, y siempre, Jesús es el centro de la fiesta y de nuestra vida.
(José María R. Olaizola, sj)
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