Anunciar
Jesús elogia a Juan Bautista. Lo considera profeta y el que prepara el camino para el Mesías.
Juan Bautista es un profeta. El profeta denuncia injusticias que se cometen y anuncia novedades de Dios para la humanidad. El profeta quiere ser garante de una nueva relación del hombre y la mujer con Dios. El profeta da testimonio con su vida.
Isaías (Is 54,1-10) nos ayuda a vivir hoy la dimensión profética propia de cada cristiano: sintiéndonos profundamente tocados por el amor misericordioso de Dios y ayudando a las personas a salir de miedos y angustias, comunicando esperanza más allá de las realizaciones de cada día.No seamos de los que menosprecian lo que Dios quiere
hacer en el mundo.
Su mensajero va delante de Él, va a
preparar el camino, para que a nadie le pille por sorpresa su presencia en
medio de ellos. Pero para descubrir a los profetas, hace falta un corazón
dispuesto a la acogida. Escuchando a los profetas, te escuchamos a ti. Tus
profetas de hoy, como los de entonces, nos recuerdan tu presencia y tu mensaje.
También hoy, a nuestro lado, hay quien nos va señalando el camino del Señor. Compañía en el caminar en quien podemos ver a Dios. Signos de su presencia.
- Dios nuestro: que sepamos reconocer tu bondad, que hemos visto en tu Hijo Jesús y en tantas personas que le siguen.
Es una maravilla descubrir cuántos mensajeros han venido a nuestras vidas a preparar el encuentro con Jesús. Llegamos a la fe gracias a las personas que nos han revelado la bondad y el amor de Dios. Por eso también tenemos que ser mensajeros para la vida de los que nos rodean. Nuestra sinceridad en la entrega, y nuestra alegría desbordante es lo que hará creíble la fe.
Los seguidores del Señor sentimos la llamada a ser precursores de su venida, misión de preparar el camino. Creemos en el Dios de las mediaciones, que se sirve de medios para tocar el corazón. Resulta impropio de nuestra condición humana esperar que se manifieste sin mediaciones.
Unos de los grandes retos que tenemos como seguidores de Jesús es vivir nuestra vida desde la coherencia e integridad. En Juan el Bautista, tenemos un claro ejemplo, él sintetiza el rigor y la coherencia moral, la nobleza humana y profética, el testimonio vivo de la Sagrada Escritura. Sabe bien cuál es su misión, a quién tiene que anunciar, a quién tiene que preparar los caminos, hacia quién hay que dirigir la mente y el corazón.
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