Dos posturas

 

"Hijo, ve hoy 
a trabajar en la viña”. 
Él le contestó: 
“No quiero”. 
Pero después 
se arrepintió y fue." 
(Mt 21, 28-32)

 

 

Hay dos posturas ante la invitación de aquel hombre. La obediencia desobediente, de quien dice, y no hace. Se ajusta más al fariseísmo, que es fiel cumplidor. Y la desobediencia obediente, de quienes parece que no van a ir, y van. La de publicanos y prostitutas.

Equivocarse es muy humano, y corregir nuestros errores es de humildes. Muchos de nuestros "nos", nacen del miedo, de no vernos capaces, ni dignos. Otras veces por pereza y comodidad. Por eso Jesús viene a nuestra vida a reforzar la confianza y el amor. Lo que no hagamos nosotros se quedará sin hacer, por eso digamos que "sí", a cada persona que nos necesite.


Jesús sí fue a trabajar en la viña. Nos amó hasta el extremo. ¿Vivo con coherencia la llamada de Jesús a anunciar el Evangelio?  

Jesús busca nacer en lo más profundo de nuestra existencia y hacernos personas de Palabra. Palabra dicha, ..., Palabra realizada. Ser fiable, es ser reflejo del Corazón de Jesús.

La fe no es cuestión de palabras sino de hechos y de apertura de corazón. Por esto, muchos llaman "fe" a lo que no lo es, o se creen seguros aun cuando su fe es mucho más pequeña que la de los que se consideran alejados. No basta saber lo que Dios quiere sino llevarlo a la vida.


"La única diferencia entre el santo y el pecador es que todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro".
 (Oscar Wilde) Nos salvamos por la gracia de Dios, no por nuestras virtudes. Sólo tenemos que responder a esta gracia, como hace el hijo menor de la historia, cuyo impulso también procede de la gracia.

Ayuda, Señor, a nuestra poca coherencia  y haznos más fieles en vivir según la voluntad del Padre. ¡Enciende la llama de tu amor en la humanidad herida!  ¡Ven, Señor, Jesús!
“Virgen y Madre María, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, 
más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús” (EG 288).

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