Salvan la vida
Jesús en el evangelio nos propone tres puntos sobre los que examinarnos. El primero es no escandalizar. Poner cuidado en lo que decimos y hacemos. El segundo es el perdón. Sin límites. Y el tercero es la fe. Pedirla para experimentar lo que Dios puede hacer a través nuestra.
Jesús habla del perdón, y nos aconseja no cansarnos nunca de perdonar: perdonad siempre. ¿Por qué? Porque yo he sido perdonado. En efecto, el primer perdonado en mi vida fui yo. Y por eso no tengo derecho a no perdonar: Estoy obligado, por el perdón que recibí, a perdonar a los demás. Así, perdona: una vez, dos, tres, setenta veces siete, ¡siempre! Incluso en el mismo día!. Y aquí Jesús exagera para ayudarnos a comprender la importancia del perdón. Porque un cristiano que es incapaz de perdonar, peca: no es cristiano.
Tenemos un Dios muy generoso y paciente. No se cansa de esperar y de dar posibilidades. Su mano siempre está tendida hacia una humanidad asustadiza. Solemos ofender por pensar diferente, por buscar vencer al contrincante ideológico. Pero ¿qué vale más? ¿Tener la razón o vivir con paz y con serenidad en el corazón? La misericordia y el perdón salvan la vida.
"Auméntanos la fe", que sea pura, libre, cierta, fuerte, alegre, caritativa, humilde. No es de cantidad de lo que hablamos sino de la forma como entendemos vivir la relación con Él en nuestro mundo.
Aumenta mi fe, Señor, fortalece mi confianza en Ti, que mi vida se arraigue en tu Palabra de Vida.
La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios,
La fe es reconocer nuestras posibilidades y nuestros límites
La fe es el salto libre del trapecista en el vacío,
La fe es la brújula que orienta la vida,
La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios,
La fe es atreverse cada día a tocar a Dios,
La fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que amamos
La fe es aceptar a Dios como respuesta no siempre fácil ni evidente,
La fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano inconformismo;
La fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración,
La fe es esperar, tras cada noche, la amanecida de un nuevo día;
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