En mi vida....
Al administrador de la parábola se le pide cuentas. Analiza
su situación y elabora una estrategia. Sólo no va a poder salir adelante. Llama
a aquellos de los que se había aprovechado y ajusta cuentas. Su astucia está en
cambiar “él para mi” a un “por nosotros”.
"¿Cuánto debes a mi amo? Cien barriles de aceite. Toma tu recibo;
aprisa… escribe cincuenta" El propio Cristo en la Cruz consagró esta 'estrategia',
llevándola al extremo
Seamos nosotros, también, alivio para las cargas de los
hombres, anunciando Su misericordia
La astucia lleva consigo conocer bien la realidad donde
vivimos y no desechar todos los caminos y matices que ella propone. Utilicemos
con habilidad sus cauces, sus matices, sus singularidades, para vivir como
seguidores de Jesús, para anunciar el Evangelio.
Tú, Señor,
siempre me sorprendes,
Y no me gusta…
pero lo necesito.
Que mi entrega
sea más inventiva
y audaz en
beneficio de mis hermanos.
"Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su
propia gente que los hijos de la luz". Es una provocación de parte
de Jesús. Cuántas energías invertimos en proyectos fugaces y pasajeros. Y
cuando se nos ofrece la Vida Eterna como horizonte de nuestra existencia, que
poco generosos somos. Midiendo la entrega, ahorrando tiempo, regateando
creatividad. Ojalá descubramos la riqueza de gloria que nos ofrece el Señor y
le sigamos con todo nuestro ser.
Jesús, con la parábola del administrador infiel, nos
recuerda que los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos
de la luz, y nos invita a ser astutos para anunciar y predicar el Evangelio.
Jesús quiere que los hijos de la luz brillen por saber
discernir lo que se tiene que hacer para que siempre reine la medida abundante
de la misericordia. Que la gracia que recibimos de Dios se exprese en nuestras
vidas en un amor sin medidas. El Reino de Dios necesita de ti, de tu decisión y
de tu inteligencia. Ponlas a su servicio.
Por el servicio de la Iglesia
Señor, nos unimos a
toda la Iglesia
y te pedimos para que
podamos asumir la responsabilidad
que nos corresponde por ser bautizados.
y te pedimos para que
podamos asumir la responsabilidad
que nos corresponde por ser bautizados.
Asiste el peregrinar
y el trabajo de tu pueblo,
para que entre todos,
buscando vivir la fidelidad a tus enseñanzas,
podamos ser signos de paz,
de esperanza y de amor,
en medio de una sociedad
que vive los desafíos
de la mentira y la corrupción.
y el trabajo de tu pueblo,
para que entre todos,
buscando vivir la fidelidad a tus enseñanzas,
podamos ser signos de paz,
de esperanza y de amor,
en medio de una sociedad
que vive los desafíos
de la mentira y la corrupción.
En tus manos
depositamos
el deseo de vivir
y de formar comunidades eclesiales,
en las cuales todos se sientan hermanos
en torno a tu Palabra.
el deseo de vivir
y de formar comunidades eclesiales,
en las cuales todos se sientan hermanos
en torno a tu Palabra.
Amén.
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