"¡Vive!"

 


"Son hijos de Dios, 
porque son hijos de la resurrección." 
(Lc 20, 27-38)

Los saduceos están anclados en la ley de Moisés. Ellos no creían en la resurrección porque no necesitaban pensar en una vida mejor, cuando esta era buena. La ley del Levirato encierra a Dios en esquemas humanos. Jesús les abre a un futuro inesperado, sin límites.

Contemplar la vida desde la perspectiva de Dios. Para Dios no hay dos vidas, sino una sola vida. La vida desde que se inicia... y perdura por toda la eternidad.

Somos hijos de la resurrección. Estamos amenazados de resurrección, no de muerte. Y eso que a lo largo de nuestras vidas experimentamos el poder destructivo del pecado. Somos vidas arañadas por el límite y la frustración. Pero demasiadas veces experimentamos el poder resucitador de la misericordia de Dios. Cien veces caídos, cien veces levantados por un amor que nos grita:"¡Vive!"

Los seres humanos tenemos sed de eternidad y Jesús es la fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. No sabemos cómo será, nos inquieta quizá el momento del tránsito -la muerte- pero nos alienta la esperanza de que, tras esa puerta nos esperan Jesús y el abrazo del Padre.


Creo en un Dios de vivos, que siembra de esperanzas las historias más heridas, que abre puertas nuevas a quien no encuentra salida, que derrota la tristeza devolviendo la alegría, que es Amor que se entrega y resucita a la Vida. @ferminnegre

Estamos llamados a ser reflejo de la luz de la resurrección, vivir como 'resucitados', como hijos de Dios en medio del mundo. Que nuestros gestos y palabras no sean de muerte sino de vida, de luz y no de oscuridad, de esperanza y no de resignación.


Sólo el que vive a tope el don de la vida dada, puede comprender el don prometido de la resurrección de la vida misma. Porque la vida siente necesidad de resucitar ya aquí, cuando conoce y ama al que más y mejor vivió su corta vida en este mundo y resucitó. VIVE. Resucitarás.  Por eso en nuestra vida estamos llamados a vivir desde la esperanza, practicando la caridad desde la fe que hemos recibido.

 DIOS DE VIDA

Eres un Dios de vida,
no de muerte o violencia
no de guerra,
ni de indiferencia.
La vida en germen,
que crece, invisible;
la vida recién nacida,
con todo por escribir;
la vida capaz de admirarse
con ojos de niño
al descubrir el mundo;
la vida bulliciosa
del joven que explora
la edad de las posibilidades;
la vida encarnada
de quien ya ha elegido,
y conoce la tierra que pisa;
la vida otoñal, que conjuga
sabiduría y cansancio,
memorias y afectos,
viejos anhelos
y aún nuevas ilusiones.
La vida que se encamina
a un nuevo mañana.
La Vida prometida,
eterna,
contigo.

@jmolaizola


 

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