Madre de la Iglesia
«Mujer, ahí tienes a tu hijo»
(Jn 19, 25-26)
El lunes siguiente a la fiesta de Pentecostés, celebramos esta fiesta dedicada
a María, Madre de la iglesia. Ella es nuestra madre.
"No hay Iglesia sin Pentecostés. No hay Pentecostés sin la Virgen María y
en cualquier lugar donde oran los cristianos con María, el Señor dona su
Espíritu Santo". (Benedicto XVI)
María acompaña a la Iglesia peregrina y nos ayuda a abrazar, con ternura, nuestra fragilidad, que con tanta fuerza nos ha descubierto esta pandemia que envuelve a la humanidad. Confiamos a su maternal corazón este tiempo litúrgico que comenzamos para aprender a fiarnos de Dios, que nos ama sin medida y siempre nos espera.
Gracias, Jesús, por darnos por Madre a María, tu madre.
Gracias María por acogernos en tu corazón maternal.
María, como madre, ora con nosotros y en nuestro caminar, sus manos nos
acarician y alimentan
"Junto
a la cruz estaban..."
¡Nunca caeremos suficientemente en la cuenta de la importancia de este
estar!
Solo están los que aman y los que son amados.
Están... con todo su corazón, con toda su alma, con todo su cuerpo, con todo su
ser..
María, mujer, es presentada a Juan.
Al discípulo, le entrega a una madre.
Y desde aquel momento, así la recibe el apóstol.
Y así ha continuado desplegando, desde ese momento al pie de la cruz, su
maternidad a lo largo de la historia en la Iglesia.
"Ahí
tienes a tu hijo", 'no los dejes de la mano, camina con ellos, que
te sientan Madre como yo te he sentido'.
"Ahí tienes a tu Madre",
'déjale sitio, apóyate en ella, deja que ella te acompañe'.
María siempre está.
¿Hay mayor regalo que recibir a María en tu vida?
Ella es el enlace directo con Cristo.
«Ahí
tienes a tu madre»
En medio de las dificultades la mirada de la madre nos da el consuelo para
afrontar las realidades de la vida con el valor de saber que no estamos solos
que ella nos acompaña y nos lleva de la mano.
María en el cielo sigue siendo nuestra madre e intercede por nosotros.
Su intercesión es una intervención maternal llena de delicadeza, de finura, de
paciencia, de tacto de madre...
¡Madre, ayuda a nuestra fe!
Abre nuestro oído a la Palabra,
Para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.
Aviva en nosotros el deseo de seguir tus pasos,
Saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.
Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor,
Para que podamos tocarlo en la fe.
Ayúdanos a fiarnos plenamente de Él,
A creer en su Amor.
Sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz,
Cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.
Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,
Para que Él sea nuestra luz en nuestro camino.
Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros,
Hasta que llegue el día sin ocaso,
Que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor
(Papa Francisco)
Hoy es la fiesta de María Auxiliadora.
Madre, auxílianos
en el dolor y la tristeza.
Que a nadie le falte
tu amor y tu consuelo.
Ruega por nosotros
y por todos los que sufren.
Gracias, Madre buena.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”
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