La preocupación de Jesús
“Para que sean uno como nosotros”
(Jn17,11-19)
A nosotros los cristianos nos corresponde ser continuadores de esa misión: de hacer vida el nombre que llevamos: Cristianos, seguidores de Cristo, otros cristos, constructores, príncipes de la paz. La unidad es la primera preocupación de Jesús.
"Que todos sean uno".
Que tengamos el mismo principio de vida que Él ha
manifestado: el amor, ese vínculo profundo que nos identifica ante los demás
como sus discípulos. Un amor expresado en entrega, servicio y olvido de sí
mismo.
Jesús pide al padre para nosotros el don de la unidad. Cuando estamos unidos, nuestra debilidad se fortalece,
anunciamos sin palabras el Reino de Dios, Reino de paz, de fraternidad, de
comunión...
Nos unimos a la oración de Jesús pidiendo la unidad para nuestras familias, para nuestros grupos, movimientos y comunidades, para nuestras parroquias y diócesis, para la Iglesia entera, para el mundo.
Ten piedad de nosotros, Señor y continúa tu plegaria, para que seamos consagrados de verdad. Para que vivamos en el mundo la santidad de Dios danos hambre de lo absoluto.
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