La verdadera recompensa
“Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”
(Mc 10,28-31)
Seguirle no es una carrera de competición sino una entrega. La entrega generosa
de la vida como Él la ha dado. La verdadera recompensa es ser con Él.
El seguimiento no se puede atrapar en el beneficio, en la recompensa o en el
logro. Es una respuesta desinteresada, generosa y confiada. En la entrega, va
el premio. En la alegría, la conquista. En el Sí, la vida eterna.
«Muchos
primeros serán últimos, y muchos últimos primeros» Los primeros de la
sociedad no siempre son los más fieles a la voluntad de Dios, de ahí que los
más sencillos, acogedores, amables en nuestro mundo no tienen sitio, pero para
Dios son los primeros.
La vida cristiana sigue la lógica del abajamiento y no la del prestigio. El
camino de abajamiento es el camino que recorrió Jesús y es el mismo camino que
Jesús propone a sus discípulos. Este mensaje es contracultural en nuestro
tiempo, cuando todo invita a destacar, ser más que los demás, ocupar espacios
de notoriedad, tener puestos de poder. Jesús propone a los suyos recorrer el
camino contrario.
Padre: pongo mi vida en Tus manos. Te la
doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí
amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre (Charles de Foucauld)
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