Hágase
«No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios»
(Lc 1, 26-38)
Está naciendo un tiempo nuevo
Muchas voces se unen para construir el Reino de la esperanza
Hay antorchas encendidas iluminando oscuridades
Y señalando el camino prometido hacia la vida
Donde los opuestos se encuentren con un corazón abierto
Preparemos estos días contemplando con silencio y oración. Expectantes ante el Misterio de un Dios que se hace humano y accesible. Esperanzados porque la justicia y la paz son posibles en este mundo violentado.
Los pobres, los pequeños y sencillos, ¡alegraos!¡El Señor está cerca!
Cantar junto al belén expresando gratitud, adoración, alabanza.
Cantar para alegrar el corazón de los que nos rodean. Cantar para esponjar el alma, para contagiar un espíritu nuevo, para crear comunión. Cantar juntos como una oración que nos inunde de esperanza y fe renovada.
Los escenarios y personajes que elige Dios para los grandes acontecimientos son siempre sencillos.
Las realidades importantes no necesitan de adornos para brillar.
Tienen luz propia.
María se deja hacer por la voluntad de Dios.
Que él lleve la iniciativa:
Alégrate, concebirás, darás a luz, le pondrás.
Ante el desbordamiento, María duda.
No pide certezas o pruebas.
Duda en su pequeñez, pero acepta que para Dios todo es posible.
En el sí de María estábamos todos, su sí cambió para siempre la historia de todo hombre y mujer, fue un sí que abrió la puerta a una nueva creación.
Su sí no ha dejado de resonar todavía en la historia.
Al igual que hizo María, tengamos un corazón abierto, acogedor, para que la Palabra habite en nosotros y nos ilumine el camino a seguir.
Hágase en mí según tu palabra.
Hágase en mí tu evangelio.
Hágase real en mí tu bienaventuranza.
Que tu llamada, en mí se haga respuesta.
Hágase vocación tu proyecto en mi vida.
Hágase en mí tu sueño.
Oh, Llave de David
y Cetro de la casa de Israel,
que reinas sobre el mundo.
Vienes a libertarnos
a los que en tinieblas esperamos.
Ven Señor Jesús, signo del poder de Dios
llévanos al silencio capaz de engendrar
en nosotros la palabra nueva.
Ven Señor Jesús, palabra viva del Padre
sopla sobre nosotros
para que se avive en cada uno
la capacidad de escuchar
los signos de los tiempos
para responder con generosidad.
Ven Señor Jesús, ayúdanos a leer nuestra historia
para que descubramos como la mano providente
del Padre nunca nos ha abandonando
y nos ha conducido por oscuras quebradas
a verdes praderas.
Ven Señor Jesús, cumplimiento de la promesa
y acrecienta la esperanza que nos anime
a dejarte encarnar en nuestra vida
y desde ahí en el corazón de la historia y del mundo.
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