“El reino de Dios
está dentro de vosotros”
(Lc 17,21)
Jesús nos ofrece un plan de vida, un proyecto de convivencia basado en
el amor fraterno y universal.
Una forma de relacionarnos que puede cambiar el mundo.
Pero hay que empezar por convertir el propio corazón.
Ojos abiertos, corazón con las puertas de par en par, para descubrir en
los pequeños detalles, casi desapercibidos, la delicada llegada del Reino.
"El reino de Dios no vendrá espectacularmente.
El reino de Dios está dentro de vosotros".
Todo lo que anhelamos está ya dentro de nosotros.
En lo más íntimo de nuestro corazón, encontramos la presencia
silenciosa y paciente del Espíritu del Señor; primicia del Reino y garantía de
Vida eterna.
Descubrir los pequeños signos de la presencia de Dios, a veces casi
imperceptibles, que encontramos en nuestra vida.
Hay que fijarse.
Cada vez que
respondemos confiadamente con nuestra vida al mensaje de Jesús, el Reino se
hace también presente en nosotros por el Espíritu.
El Reino de Dios
crece dentro de ti, cuando te ocupas de los demás.
De esta manera
te pareces a Jesús que recorrió los caminos haciendo el bien.
Santo Dios que enviaste a tu hijo para anunciarnos que el reino de Dios
ya esta entre nosotros, que lo vivamos confiando que tu reino es de alegría y
paz.
Jesús, sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí
tu Reino.
Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un
medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y
servicio a los demás.
Quiero vivir el momento presente acogiendo tu Reino,
anunciando tu Reino, esperando tu Reino.
¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Señor, tú estabas dentro de mí, más interior que lo
más íntimo mío y más alto que lo más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro
de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre
estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz.
San Agustín
Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz.
San Agustín
Futuro tan presente
Ya no te preguntaré más,
cuándo llegará tu día
sino por dónde atraviesas el presente,
por qué existe el malvado
sino de qué manera lo salvas ahora,
cuándo sanará mi herida
sino cómo la curas en este instante,
cuándo acabarán las guerras
sino dónde construyes la justicia,
cuándo seremos numerosos
sino dónde está hoy la cueva de Belén,
cuándo acabará la opresión
sino cómo pasar por las grietas del sistema,
cuándo te revelarás,
sino dónde te escondes.
¡Porque tu futuro es ahora,
es este instante universal
donde todo lo creado da un paso
dentro de tu misterio compartido!
(Benjamín González Buelta, sj)
cuándo llegará tu día
sino por dónde atraviesas el presente,
por qué existe el malvado
sino de qué manera lo salvas ahora,
cuándo sanará mi herida
sino cómo la curas en este instante,
cuándo acabarán las guerras
sino dónde construyes la justicia,
cuándo seremos numerosos
sino dónde está hoy la cueva de Belén,
cuándo acabará la opresión
sino cómo pasar por las grietas del sistema,
cuándo te revelarás,
sino dónde te escondes.
¡Porque tu futuro es ahora,
es este instante universal
donde todo lo creado da un paso
dentro de tu misterio compartido!
(Benjamín González Buelta, sj)
Comentarios
Publicar un comentario