La voz de Dios

 


“Le rendían trampas”  
(Lc 11,47-54).

Todos estamos llamados a colaborar en la construcción de un mundo más libre, más justo, más solidario, más vivo, más humano, más conforme al sueño de Dios, que corresponda a los 'cielos nuevos y tierra nueva' que el Padre quiere para todos.

La propuesta de Jesús es de puertas abiertas, de tener sitio para todos en la mesa, de no hacer distinción de personas, de no discriminar a nadie. Su invitación es universal, genera fraternidad y no división, encuentro y no discriminación.

A esta generación se le va a pedir cuentas. De la muerte de los profetas que anuncian el Reino y denuncian las injusticias; de los perseguidos por su fidelidad al evangelio; de quienes se creen dueños del conocimiento, y ni saben, ni dejan a otros aprender.

 

Señor Jesús, ayúdame a entrar decididamente, por la puerta del Evangelio.

Llevo mucho tiempo siendo cristiano, pero no acabo de pensar como Tú, sentir como Tú, rezar como Tú, arriesgar como Tú, tratar a los pobres como Tú, renunciar como Tú, compartir como Tú, entregarme como Tú...

En definitiva, no me atrevo a amar como Tú.

Qué tu Espíritu me dé el empujón que necesito para vencer la pereza y la mediocridad, y entrar cada día con mayor profundidad en tu Reino.

Ayúdame a ser puente que abra camino.

Qué nunca sea muralla que cierre el paso.

Para que muchas personas, algunas muy cerca de mí, que buscan la fuente de la felicidad y de la alegría, puedan encontrarse contigo, puedan descubrir y vivir que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.

 Amén.


 

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