"Momentos Tabor"




«Este es mi Hijo amado; escuchadlo». 
(Mc 9,2-10)  

En la vida pasamos por muchos momentos de dificultad y oscuridad. Sólo podremos afrontarlos si hacemos memoria de aquellos otros que nos han dado luz, fuerza y esperanza. Por ello es necesario recodarlos.
¿Qué recuerdos de luz renuevan mis fuerzas?

La transfiguración invita a situarnos en la vida con perspectiva. Mirar los acontecimientos contemplando el horizonte al que nos dirigimos. No quedarnos atrapados en las dificultades, contrariedades, incertidumbres. Descubrir que estamos llamados a un más allá.

Todos necesitamos "momentos Tabor", experiencias del roce de Dios en nuestra vida, que iluminan e impulsan nuestro caminar.


La Cuaresma nos lleva a transfigurarnos, a que la luz de la Pascua, del Resucitado, resplandezca en nosotros . En medio de nuestras oscuridades  la luz del Señor ilumina nuestras vidas por medio de la escucha atenta de la  Palabra de Dios.

TABOR es el símbolo de la autocomunicación de Dios, su voluntad de darse a conocer, de entregarse a la humanidad, porque su esencia es amar y, su grandeza desborda lo humano, pero se hace cercano para dejarse encontrar. En el Tabor el Padre nos ofrece el programa para toda la Cuaresma: Ponernos a la escucha de su Hijo.


Jesús se manifiesta en nuestra vida cada día, en cada detalle, en cada rostro concreto de quienes están a nuestro lado. Solo que a veces tenemos el corazón demasiado cerrado para darnos cuenta de ello…


Que María nos ayude a escuchar y seguir por el camino de la Cruz a Jesús,  su Hijo, para llegar a la gloria de la Resurrección.







Transfigúrame, Señor.
Transforma
mis miedos en fe,
mis sombras en luz,
mi egoísmo en servicio,
mi orgullo en humildad,
mis malos modos
en ternura...


Transfigúranos Jesús a tu imagen,
somos creados a semejanza tuya,
vive, en nuestra mente,
para que vivas también en nuestro corazón. 

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