Sorpresa
A las puertas de la Nochebuena, dejo volar el corazón y que se pose sobre las personas que conozco, a las que quiero, con las que comparto la vida o un trecho del camino. También sobre las que ya no están, sobre los que sufren por cualquier causa... y pido paz. Nochebuena de paz.
No tengas reparo en acoger lo que viene de Dios. No tengas miedo de acoger al que viene de lejos. No te canses de proteger al débil. No dejes de cuidar la vida. Dios nos sorprende por caminos nuevos. Ábrete a la acción de su Espíritu. Siempre nos impulsa para amar. Es Navidad.
El nombre hace superar número que nos clasifica. El nombre no nos encasilla, nos da la posibilidad de ser únicos, de luchar por nuestra singularidad y peculiaridad. No hay nadie como tú, no hay nadie como yo... somos únicos a los ojos de Dios.
Juan rompe con la tradición. No se va a llamar como su padre. Será la madre quien intervenga para decir su nombre. Escribir su nombre hará que a su padre se le suelte la lengua. Y se despertará la pregunta de qué será de él. La novedad está latiendo con fuerza.
Con Juan, ¡Dios se complace!, nace un mundo nuevo, será el precursor de la gracia, que invitará a los hombres a superarse para ir al encuentro de la aventura.
Viene Dios, "viene a visitarnos el Sol que nace de lo alto" para renovar todas las cosas. Que seamos capaces en ver en este niño-Dios la aurora de un futuro nuevo.
Que en El Niño-Dios te encuentres con lo mejor de Dios: su amor, su ternura y su firme propósito de hacerte feliz, pues para eso ha nacido Dios para recuperar el camino perdido, el camino de vuelta a casa, de vuelta a Dios. El camino de la verdadera felicidad.
Este es un día para orar, contemplar, abrir los ojos dormidos, desperezar la pereza, soñar con Él.
«Nuestro mundo sigue necesitando hombres y mujeres que se conviertan en mensajeros de buenas nuevas».
¡También, tú, estás llamado a ser Profeta! Anuncia: ¡Jesús pronto vendrá...dichosos los que esperan vigilantes!
No estamos tan acostumbrados a hablar de la alegría, del gozo. Somos más de las quejas. Sin alegría, no podemos ser libres, solo somos esclavos de nuestras tristezas. Y Jesús está muy cerca.
Oh Emmanuel, ¡Ven a Salvarnos! ¡Te esperamos con Fe encendida! ¡Vigilantes como los humildes pastores que esperan la alegre noticia de tu venida!
Como espera el
agricultor la lluvia,
como aguardan el día de la libertad
los prisioneros,
yo espero la misericordia de Dios.
Como el exiliado sueña con su casa,
como desean los justos la paz,
así deseo yo la venida de Jesús.
Como buscan cobijo los peregrinos,
como esperan respuesta los discípulos,
así preparo yo a venida del Señor Jesús.
Ven Señor Jesús, enciende nuestro corazón
con la audacia necesaria
para lanzarnos en el camino fe
teniéndote como única certeza y apoyo
Ven Señor Jesús, quema nuestras inseguridades
para que nos animemos a nombrar
la vida y la historia desde tu palabra renovadora.
Ven Señor Jesús, recrea nuestras certezas
para que no nos acostumbremos a lo que ya está
sino que nos arriesguemos a abrirnos a lo que está por venir
y allí pongamos nuestros esfuerzos y luchas.
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