Hablar de Dios

 


"Acercándose en aquel momento, 
daba gracias a Dios 
y hablaba del niño 
a todos los que aguardaban 
la liberación de Jerusalén". 
(Lc 2, 36-40)

Ana, mujer mayor, viuda. El encuentro con Jesús despierta su alabanza a Dios y hablar del niño a quienes esperan la liberación. Dios se presenta a quienes buscan acogerlo. Personas serviciales, disponibles, orantes. Quienes saben alabarlo y necesitan anunciarlo.

Ana, viuda, ochenta y cuatro años, no se aparta del templo.  Mujer perseverante y orante. Alaba a Dios cuando se presenta y habla a todos los que esperan. Anuncio de esperanza. Hoy hacen falta muchas Anas en la Iglesia y el mundo

La profetisa Ana nos enseña que lo primero que tenemos que hacer es acercarnos a Jesús. Descubrirle, reconocerles, en medio del presente, de cada situación, de cada realidad. Lo segundo es dejar nacer la gratitud, dar gracias por cada gesto, por cada palabra. Y lo tercero compartirlo a todos.

Reconocer el don de Dios y agradecer su bondad. Poner tu vida en sus manos. Dios es fiel a su palabra y colmará el sentido de tu vida. La Navidad nos trae la cercanía de Dios. Cree en la promesa. Percibe el misterio de Dios presente en el misterio oculto del Niño que nos salva.

Navidad es invitación a estar siempre en la presencia del Señor: cuando oramos en el templo, pero sobre todo cuando con nuestro modo fiel de vivir, hacemos de toda nuestra vida una continua alabanza de su nombre...

Hay que romper las tinieblas del desamor y la desesperanza poniendo luz en la vida a los hermanos que más sufren, llevándoles el amor y la esperanza que Jesús vino a traer al mundo.

Ser Navidad para nuestro entorno, ser solidarios con una sonrisa iluminadora que contagie alegría.


Como la profetisa Ana hablemos del Niño, Dios con nosotros, de Dios que se hace pequeño y decide ser uno de los nuestros. No dejemos de contar su generosidad y entrega, su amor por nosotros. La ternura de un niño es la manera como Dios se nos presenta.

La acción de gracias no puede faltar en el testimonio.

¿Quién no querría pasarse la vida guiado por semejante deseo? Ana así vivió.

¿Cuáles son tus deseos?

¿Qué es lo que mueve tu vida?

¿Tu vida habla de Dios a los demás?

Tú eres templo del Espíritu, y cada hermano es templo donde habita el Niño Jesús. Bendice siempre y serás bendecido. 


 

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