Sembrar
Jesús invita a todos a acoger el Evangelio y a no dejar que la Buena Noticia de la Salvación la ahoguen las dificultades y entretenimientos de este mundo pasajero. Prepara tu tierra para que la semilla del Reino de fruto en tu vida.
El Divino Sembrador esparce la semilla de la Vida. Recibe su Palabra, procésala y permita que viva y dé fruto.
Somos la tierra. Dejemos que el sembrador la mueva, la cultive, la cuide, la prepara, la haga fértil. Cuando su semilla se rompa dentro de nosotros, se abrirá el corazón para dar sus frutos, se moverán nuestras manos y pies para transformar el mundo.
Somos tierra buena, nos lo tenemos que creer. Sin miedo debemos abrir nuestra vida a la Palabra, semilla maravillosa que Dios da para cada uno de nosotros. No estamos llamados a dar mucho, estamos llamados a dar todo, cada uno desde su singularidad.
Abrirnos, como tierra buena que somos, a una Palabra que nos rompe por dentro a darlo todo, a servir sin medida, a una entrega generosa por el prójimo.
No se trata sólo de abrir los oídos para escuchar sino abrir la mente para comprender y hacer vida lo que escuchamos. Es necesario que pensemos que hagamos nuestro lo que escuchamos y demos los frutos de la vida en el mundo.
Lo decisivo es escuchar la palabra y entenderla, es decir, que entre por los oídos y llegue al corazón. Cuando eso ocurre, estamos en condiciones de ponerla en práctica, de hacerla vida. Sólo entonces dará fruto, produciendo mucho más de lo esperado. Escuchar, entender dar fruto.
Escuchar la Palabra es escuchar a alguien. No es leer una frase, es oír una voz. Es reconocer lo aislados que nos quedamos por el dolor, por la pérdida, por el miedo. Y dejar que una voz nos calme, nos atraiga, nos rescate. Es notar que Jesús nos dice: "te espero". Sin prisas, sin exigencias. ¡Levántate amada mía!, ¡hermosa mía ven!, ¡déjame ver tu rostro, déjame oír tu voz! El fruto es la compañía, es la confianza.
Acércate a la vida de estos santos que hoy celebramos, san Joaquín y santa Ana; con su fe y amor nos dejaron un legado de devoción y santidad. Que su intercesión te fortalezca y te llene de esperanza en este día y siempre.
Sembrar.
Aunque caiga fuera del camino.
Sembrar.
Aunque caiga entre piedras.
Sembrar.
Aunque caiga entre zarzas.
Sembrar.
Aunque sólo parte caiga en terreno fértil.
Sembrar.
Ésta es nuestra misión.
Escuchad la Palabra.
Anunciad la Palabra.
Hacedlo con el testimonio de amor de vuestra vida.
Daréis frutos de paz y de justicia.
Se marchará la tristeza y se alegrarán vuestros corazones.
Os inundará el gozo.
Siembra en mi interior, Señor, la semilla de tu Gracia.
Riégala con el agua de tu Amor.
Abre mi corazón para ofrecerla a los hermanos.
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