Ve y cree

 


"Vio los lienzos tendidos; pero no entró." 
 (Jn 20,1-8).

Los pañales de la cuna de Belén remiten a los lienzos intactos del Resucitado en la tumba vacía.

El primer día de la semana estalla la vida y tu Palabra resuena en todo lo creado. Todo lo llena de luz y de gracia. Es hermoso ver correr a dos discípulos para buscar al Señor. Entran y ven que el misterio del amor es más profundo que la muerte. Ven y creen que Jesús ha resucitado y da la vida. Pueden seguir partiendo el pan de su amor en la comunidad.

Juan, el discípulo “a quien tanto quería Jesús, que no podía vivir sin Él, corrió hacia el sepulcro, después de la noticia de María Magdalena, y esperaba encontrar un cadáver y lo que encontró fue un lugar ordenado y limpio. Esperaba una cosa y ocurrió otra. La fe es abrirnos a la posibilidad de que todo signifique y contenga más sentido y profundidad del que se percibe a primera vista. Toda la realidad es un mapa de la acción de Dios con la humanidad. Por eso crecer en la fe se hace en familia. Juan ayudó a Pedro a entrar. Todos necesitamos ayuda para descubrir al Dios que acompaña nuestras vidas.

 'Entró también al sepulcro, vio y creyó' Juan, muy querido por Jesús, vio y creyó. Vio más allá de lo que se veía. No ve el sepulcro vacío, ve que el Señor vive. Esa manera de mirar, esa manera de creer, esa manera de buscar... la produce el amor. Es el amor quien lo mueve, el que le hace correr en su busca y profesar con fuerza la fe en el resucitado. De Juan aprendemos a responder con amor al amor que Dios nos tiene, a profesar la fe con fuerza, a buscarle sin descanso, a ser testigos de Buena Noticia en el mundo.

«Vio y creyó» Dichosos lo que creen sin ver, pero somos testarudos a la hora de creer si no somos capaces de comprobar las cosas que nos dicen. La fe necesita la razón, pero no como sustituta, sino como enriquecedora de la verdad que se nos propone y que debemos hacer vida.

Hay una fe que prescinde de la razón, pretende creer a ojos cerrados; muy endebles. No quiere saber pues teme que desvanecerá por cualquier conocimiento. Hay otra fe más firme y profunda que lee los signos. No está reñida con el saber pues cuanto más sabe más confía. Ve y cree.

"Vio y creyó". No se trata de tener ojos, sino el despierto deseo de saber contemplar lo que nos rodea y reconocer a Dios en cada sitio, cada lugar, en cada rostro...

 

Tu luz, Señor, llena de claridad el mundo.
Mi casa iluminada por tu luz es reflejo de tu presencia.
Busco tu luz, Señor, busco tu amor cada día.
 

 

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