¡Te amo, Señor!

 



Hoy en el día de San Carlos de Foucauld, quiero pedirle al Señor la gracia de saber permanecer en Nazaret, bendito lugar de la vida oculta, de lo cotidiano, de oración y trabajo; lugar de oscuridad, de silencio y de las virtudes silenciosas practicadas sin aplausos ni reflectores


San Carlos de Foucauld nos habla de una presencia cristiana, de un modo de ser cristianos sin apenas palabras y discursos, pero llena de autenticidad. Una presencia que busca ser hermano de todos con todas las consecuencias, buscando siempre la dignidad del otro, especialmente de aquellos que están esclavizados por las injusticias de este mundo.

"Conozco tus miserias, tus luchas y tribulaciones; conozco tus cobardías y tus pecados. Y a pesar de todo te digo: Dame tu corazón, ámame tal como eres. Si para amarme esperas a ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Déjame amarte. En mis planes está moldearte mientras te amo así, tal como eres. Deseo ver tu corazón que se levanta de lo profundo de su miseria. Amo en ti tu debilidad. Me gusta amar a los pobres y que ellos me amen. Quiero que desde la indigencia se alce un grito: ¡Te amo, Señor!" S. Carlos de Foucault


 

 

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