Sorpresa

 


"El Señor le había hecho una gran misericordia."
(Lc 1,46-57).

En el misterio de cada vida, la gracia de lo divino se revela. Como Juan, cuyos primeros días asombraron a aquellos cuyos corazones estaban abiertos a lo extraordinario. Los milagros no necesitan explicación; solo fe y asombro.

Zacarías había quedado mudo. El nacimiento de su hijo Juan le mantenía en ese trance, hasta que confirmó, escribiendo en una tablilla, que su hijo se llamaría Juan, tal como le había llamado su madre. Entonces se le soltó la lengua y volvió a hablar: comenzó bendiciendo a Dios.

“Se va a llamar Juan”. El nombre lo dice Isabel. Un nombre que da identidad y misión. Una identidad que rompe con la tradición familiar. Una misión desbordante y apasionada. Un nombre confirmado por su padre. Momento en que se le suelta la lengua y bendice a Dios.

«Pues ¿qué será este niño?» Ese niño será un hombre de Dios. Su vida se convirtió en hacer la voluntad de Dios, en ser un profeta que anunció la venida del Salvador. Juan siguió lo que Dios había diseñado para Él, ser el precursor, el que iba abriendo el camino, el que anunciaba la venida del Señor. Tenemos que buscar la voluntad de Dios en nuestra vida, descubrir cuál es nuestra misión en relación con el Señor que viene. Estamos llamados a seguirle.

Seguirte es decirte sí cada día.
No es dudar de tu presencia a nuestro lado.
Seguirte es mirar al horizonte 
y vivirlo como cercano.
No es conformarse con todo lo que uno tiene.
Seguirte es el compromiso con un mundo más justo,
 fraterno y en paz.
No es mirar atrás y lamentarse.
Seguirte es gozar de tu amistad
que nos transforma.
No es saberte ausente y lejano.
Seguirte es soñar que la Palabra
se hace verdad en nosotros
No es hacer el mal nuestro destino.
Seguirte es gozar
de la alegría del encuentro contigo.
No es llenar de lamentos
y miedos la vida.
Seguirte es pintar de colores
lo que tocamos y hacemos.
No es ofrecer los grises y negros
como respuesta.
Seguirte es buscar tus huellas en cada rostro, 
en cada cicatriz, en cada encuentros.
No es esperar sin más que tu recompensa.
Seguirte es vivir contigo cada cosa, cada momento, 
cada decisión, cada palabra,
cada mirada, cada encuentro.

 (David Oliver, carmelita)

 


 

 

Dios nos quiere sin miedo al “qué dirán”. 

Da testimonio de tu fe y hazla visible en tus obras. 

El mundo necesita la Buena Noticia.

 
 
 
Ven Señor Jesús, enciende nuestro corazón
con la audacia necesaria
para lanzarnos en el camino fe
teniéndote como única certeza y apoyo
Ven Señor Jesús, quema nuestras inseguridades
para que nos animemos a nombrar
la vida y la historia desde tu palabra renovadora.
Ven Señor Jesús, recrea nuestras certezas
para que no nos acostumbremos a lo que ya está
sino que nos arriesguemos a abrirnos a lo que está por venir
y allí pongamos nuestros esfuerzos y luchas .
¡Ven a salvarnos!
¡Ven pronto, Señor Dios nuestro y quédate con nosotros! 

 


 

 

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