¡Abre tu corazón!

 


«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
(Lc 1,26-38).

La disponibilidad de aquella joven nazarena era absoluta. Ella pregunta al ángel busca mayor claridad en los planes de Dios. Pero inmediatamente expresa su conformidad. Se siente pequeña, esclava del Señor. Sólo desde la humildad se puede preparar la acogida del todopoderoso.

"No temas, María" Nada de miedo al Señor, ni a sus propuestas, ni al futuro a su lado, ni al Evangelio, ni a tener fe, ni a dar testimonio. Es posible responder, es posible decir "hágase en mí". Con Él todo es posible, no falla, es fiel. Sabiéndose amada, querida y acompañada, a María se le quita todo tipo de miedo, tiene confianza plena en Dios y se atreve a responder: 'hágase en mí'. 

Confío en Ti, Señor,
a tu lado no hay miedo que me venza.

Aunque la oscuridad me envuelve,
y las noches son eternas,
pero al pensar en tu Luz
se llena de esperanza mi camino.  

Sé lo mucho que nos quieres,
tu ‘te quiero’ tiene nombre,
se hace verdad en la historia,
es Jesús que viene, nace y se queda.

Conozco, Padre, tus abrazos
hechos realidad en mi gente.
Brazos abiertos que esperan,
tiempo compartido que nos llena.

Me gusta mirarte en cada persona,
son tus hijos como yo,
no nos sueltas de tu mano
de Padre que nos aprietas y
nos haces sentir tu presencia
ahora, hoy, aquí y siempre.

Confío en Ti, Señor,
a tu lado no hay miedo
que me venza.


(David Oliver, carmelita)

 

“Hágase en mí según tu palabra”. Dios hizo. La Palabra se encarnó. El Hijo de Dios entró en el seno de una mujer, joven, sencilla, para tomar nuestra condición humana. La segunda persona de la Trinidad se hace débil, pequeño, tierno. Se hace niño.


Un Niño va a venir a iluminar nuestro mundo. Una Luz que es más necesaria que nunca. ¡Abre tu corazón!

El Emmanuel viene buscando un lugar sencillo y humilde, donde nacer, ... Si experimentas pobreza espiritual, y eres consciente de tus límites, es el momento de abrirle la puerta y renacer con Jesús.

Hoy nos alegramos porque lo que Dios nos promete se cumple. Hoy podemos reconocer toda la bondad y amor recibidos a lo largo de nuestra vida. El Señor está con nosotros. Lo reconozcamos o no, lo sintamos o no. Le hablemos y le escuchemos o no. Donde hay vida y amor ahí está Dios. Por eso nuestro corazón se alegra y comunica y comparte alegría. Que todos los encuentros y reuniones que estos días se nos regalen sean la alabanza al Dios que nos regala lo que cada día necesitamos.

 

Cuando llegas

Llegas,
acampas en mi tierra,
sacudes mis cimientos,
rompes mis fronteras,
abres mis encierros.

Llegas,
y avivas
el hambre de Dios,
de verdad, de hermano,
de justicia,
de vida.

Llegas
y sanas
heridas añejas
y tristezas nuevas.

Llegas,
amas
mi pobreza,
mi ayer entero,
el ahora en su calma
y su tormenta,
el mañana posible.

Llegas
y conviertes
el sollozo en fiesta
la muralla en puerta
la nada en poema.

Llegas
cargado de Ti, y de otros…
Palabra con mil promesas
humanas, eternas…

Llegas,
despiertas el amor dormido
y te quedas.


(José María R. Olaizola, sj)


 

 

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