Inocentes

 


"Un grito se oye en Ramá, 
llanto y lamentos grandes." 
(Mt 2,13-18).

La Navidad viene también acompañada de una tragedia de dolor. Contemplar el pesebre es aprender a escuchar lo que acontece a nuestro alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, especialmente cuando se trata de niños. La tiniebla del poder, que aplasta a los inocentes de este mundo, no puede apagar su luz. Siempre alumbra senderos de fraternidad entre los pueblos.

"Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes."Este versículo podría ser el titular de prensa de hoy. Pero el texto tiene más de 2023 años de antigüedad. La reacción de Herodes es la de un poderoso que ha experimentado que hay asuntos donde su poder no alcanza. Ante la frustración, monta en cólera y decide vengarse contra quienes puede hacerlo: los más indefensos. Una historia que es presente.

Herodes personifica la fuerza violenta del mal Es la obsesión del poder que, con tal de conservarse, empuja a masacres crueles e injustificables. Herodes es la ferocidad de la guerra que, todavía hoy, asesina a muchos niños inocentes.

La tragedia vuelve a repetirse en Gaza y tanto otros sitios del mundo. Hoy es el día de los Santos Inocentes y recordamos las vidas que la violencia ha arrebatado. Hoy renovemos nuestro compromiso con la paz, con la alegría, con la justicia. No habrá paz sino se respetan los derechos de los pueblos. Nunca viviremos en paz sino dejamos a Jesús habitar nuestro corazón.


«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»
Se sigue escuchando lamentos, los más pequeños sufren los horrores de los mayores que abusan de su inocencia, les aplican guerras sin sentido. Da igual la nacionalidad de los niños, el llanto es porque perdieron la inocencia.  Víctimas del odio, de la venganza, de tantos y tantos 'herodes' de este mundo que solo tienen odio, rencor y muerte en el corazón. No hay miradas de consuelo sino ojos llenos de ira. No hay ninguna empatía sino desprecio absoluto de la dignidad humana. Hay muchos gritos de dolor en nuestro mundo. Hoy los recordamos a todos, los escuchamos, nos acercamos a ellos, pedimos por ellos... y gritamos ¡¡¡basta!!!

Hoy se nos pide una opción. O ser cómplices de los Herodes de este mundo o ser custodios y protectores de la vida como San José. El justo José está siempre dispuesto a seguir las indicaciones divinas. Confía en el Señor y sabe que sus planes siempre son mejores que los nuestros. No duda en ponerlos cuanto antes en práctica. Cuántos pensamientos en el silencio del camino: el Rey del Universo, desterrado.


"La huida a Egipto nos enseña que Dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde huye, allí donde experimenta el rechazo y el abandono."
San Juan Pablo I

La 'Pequeña y Dulce María', Reina de los Mártires, nos enseña que el pesebre en el que nació el 'Cordero de Dios que quita el pecado del mundo' se convertirá en Cruz, Cruz gloriosa, para que la sangre de Jesús nos limpie de todo pecado.

Señor, contemplamos tu bondad y tu ternura,
en la pobreza y humildad del portal de Belén.
Y nuestro corazón se llena de paz y alegría.
Pero hasta la ternura a veces es mal recibida.
Herodes te recibió con miedo y violencia.
Tu bondad resultó peligrosa para muchos
y acabaste colgado en el madero de la cruz.
Nos parece increíble, pero esto sigue pasando:
muchas personas que aman son incomprendidas,
porque su bondad supone una denuncia de la maldad,
porque preferimos la mediocridad a la santidad.
Señor, no dejes que otros paguen mis temores y enfados,
perdona el mal que hacemos a muchas personas buenas.
Danos fuerza para compensar con amor nuestros errores
y para defender a los Santos Inocentes de este tiempo.
 Ayúdame a mirar de frente el sufrimiento de tantos inocentes.
Que mis oídos escuchen su grito y mi corazón acoja su dolor.
Tu ternura en mis manos puede aliviar sus heridas.


 

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