Despiertos

 


"Manteneros en pie ante el Hijo del hombre."
 (Lc 21,34-36).

Las cosas importantes no son para los dormidos. Para captarlas hay que estar despiertos. Y de forma especial hay que estar despiertos para estar pidiendo escapar de lo que está por suceder. Sólo despiertos podremos percibir e interpretar en los signos de los tiempos, su venida.

"Estad despiertos". Esta es la orden que cierra el año litúrgico. Y mañana empezaremos el tiempo de adviento con la misma invitación: "velad".

Porque se acerca nuestra liberación. Estamos más cerca de la plenitud que cuando empezamos nuestro camino de fe. Cada año el Adviento nos activa la espera. No esperamos ni pasivamente ni adormecidos, ni aburridos o desilusionados. Estamos atentos y asombrados. Ante la llegada del que lo renueva todo. "Él hace nuevas todas las cosas". Dejemos que estás semanas se vayan encendiendo en nuestras vidas las luces que vencen toda oscuridad.

Estar despiertos, activar la esperanza. Todo un reto en nuestros días en los que el sopor por el amor por nosotros mismos nos impide ver más allá.

Estad atentos, despiertos, preparados, para acoger al Señor.

ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS

Y a mí, ¿qué me adormece: el ruido, los entretenimientos, 
el activismo, el egoísmo?
Señor, nos quieres atentos, con los ojos fijos en ti 
y en las personas que gozan y sufren a nuestro lado.
Tú nos hablas desde cada acontecimiento.
 

 

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