El mellizo
"Bienaventurados los que crean sin haber visto". (Jn 20,24-29) Hoy Santo Tomás. Aquel discípulo que había dudado, al palpar las heridas del cuerpo de su maestro, curó las heridas de nuestra incredulidad. Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos... Aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección. San Gregorio Magno En un mundo lleno de incertidumbres y desesperanza, este pasaje nos advierte que la fe es una necesidad imperante para evitar el abismo de la condenación eterna. La elección entre la fe y la duda es la elección entre la vida y la muerte, entre la salvación y la perdición. Sí, el creyente lo es porque se ha encontrado con el Señor resucitado. No es un encuentro virtual o imaginario sino realísimo; tanto que es capaz de cambiar la propia vida. Sólo cuando el ausente Tomás se encontró con Jesús, pudo reconocerle y pudo exclamar: «Señor mío y Dios mío»