Busca la paz, trabaja por la paz.





"La paz os dejo, mi paz os doy" (Jn 14,27)  

El odio ha llevado a Jesús a la muerte, pero no se ha adueñado de su corazón.
Jesús presiente el momento final, de su muerte; tiene a sus amigos delante.
Les habla desde el corazón y desde la experiencia que tiene del amor del Padre.
Envueltas por una fuerza y emoción extraordinarias, sus palabras son de paz, de ánimo.

Saluda con la paz.
Trabaja por la paz.
Es la paz lo que deja como regalo a los suyos.
Pregúntate hoy se dejas una semilla de paz en los que te rodean  

Busca la paz, trabaja por la paz.
Recíbela primero en tu corazón.
Jesús nos ofrece su paz, la que no da el mundo, la que nos permite resistir en medio de las tormentas de la vida.

La paz de Dios es el fruto del perdón

La paz no es un juego de fuerzas opuestas ni es una pose que esconde angustia y división.
La paz es un compromiso constante que se nutre de la fuerza del Espíritu y de la Gracia.
La paz no está exenta de contratiempos.

Jesús sabe que el espíritu del mal no es más fuerte que él, pero muere para resucitar.
Cada embestida del Maligno, nos lleva a una resurrección si confiamos en Jesús.
 El mal no tiene la última palabra.

- Mi fuerza y mi poder es el Señor.

Construyamos un mundo en el que haya cabida para todos, donde todos se sientan útiles y valiosos, donde el trabajo dignifique y se realice en condiciones dignas.
Sin explotación a ningún ser humano.

Siembra a tu alrededor semillas de paz.
Jesús, dale al mundo la paz.
 Jesús, suscita artesanos de paz.
 Guarda mi alma en la paz.  
Cada mañana abriré mi ventana a tu paz, Señor.
Y cuando en la noche el ruido de la violencia llame a mi puerta, también abriré mi corazón a tu paz.   


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