Estoy dispuesto


“Está cerca de vosotros el reino de Dios” 
(Lc 10,9)
  
Todo mensajero prepara caminos, abre brechas al Misterio.
Todo mensajero anuncia que Dios está cerca.
Todo mensajero proclama que el amor de Dios está a la puerta, buscando quien lo acoja. Recógete en tu interior, habita la morada más honda de tu vida, despierta tu fe para entrar en la presencia del Dios que te habita, abre tus manos y ofrécele tu vida.
Qué cerca estás de mí, más que yo mismo!  

Cuando me asomo al brocal de mi pozo, veo tu rostro y el mío. ¡Gracias, mi Dios, por esperarme tanto!

Celebramos la fiesta de San Lucas.

Un día sintió la llamada de Jesús, que quería confiarle una misión.
Puedo recordar las llamadas que a lo largo de la vida he recibido y dar gracias por ellas. 
Y preguntarme: ¿a qué me llamas ahora, Señor?
Para Jesús el mundo no es un negocio que explotar, ni un espectáculo que contemplar, ni un peligro que destruir. 
Para Jesús, el mundo es una mies, un campo necesitado de trabajadores. 
¿Cómo miro el mundo?
¿Cómo miro a las personas?
    "Transforma mi mirada egoísta, Señor"
    "Gracias Señor por compadecerte de mis miserias"
    "Señor, enséñame a mirar como tú me miras"

Pedid al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies.
Pedid a Dios que envíe laicos que transformen el mundo, sacerdotes que sirvan a las comunidades cristianas, religiosos y religiosas que nos recuerden la absoluta grandeza de Dios. 
Pedid y escuchad la llamada de Dios.
Escuchad y llamad a otras personas.

Señor, nos has llamado de nuevo.
No por ser los mejores, ni los más listos, ni los más fuertes. 
Nos llamas porque nos quieres, porque quieres hacernos felices.
Confiaste en nosotros, te vuelves a fiar, a pesar de que no lo hicimos todo bien.
Nos llamas y nos envías:
¡Poneos en camino!

Tenemos miedos y a veces nos cansamos, nos asalta la duda, la tentación y no encontramos sentido al trabajo.
Mucha gente no nos entiende, nos crítica y llega el desánimo.
Tú nos lo habías advertido:
“Os envío como ovejas en medio de lobos”.

Danos una mirada limpia para ver el mundo como Tú lo ves: como un gran campo que necesita obreros, brazos dispuestos a trabajar, corazones abiertos para amar, pies que acorten las distancias…


Nos dices:
“No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias”.
Lo importante es que te llevemos a Ti, que sintamos la alegría de ser tus amigos, que transmitamos, con la humildad de sentirnos pecadores, que Tú estás cerca y que contigo llega la Paz a nuestra vida.

Responder a tu llamada es lo mejor que podemos hacer.
Será motivo de alegría para nosotros y de felicidad para muchos.
Gracias por esta nueva llamada.
Gracias por todos los que te responden y me animan a decirte:

"Estoy dispuesta. Estoy dispuesto".


Envíame sin temor, que estoy dispuesto.
No me dejes tiempo para inventar excusas,
ni permitas que intente negociar contigo.
Envíame, que estoy dispuesto.
Pon en mi camino gentes, tierras, historias,
vidas heridas y sedientas de ti.
No admitas un no por respuesta

Envíame; a los míos y a los otros,
a los cercanos y a los extraños
a los que te conocen y a los que sólo te sueñan
y pon en mis manos tu tacto que cura.
en mis labios tu verbo que seduce;
en mis acciones tu humanidad que salva;
en mi fe la certeza de tu evangelio.

Envíame, con tantos otros que, cada día,
convierten el mundo en milagro.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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