Como tú María
“Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo”
(Lc
1,28).
Dios mira a María con amor y la llena de gracia; la
convierte en mujer nueva, fecunda; siembra el proyecto del Reino en su corazón
virgen.
Mira a María de Nazaret acogiendo el Plan de Dios en su
vida, sin entender nada de nada, con total abandono y confianza en la Palabra y
en la fuerza del Espíritu Santo.
Ayúdame, Señor, a decirte siempre que sí.
Auméntame la fe para ver más claramente qué esperas
de mí cada mañana y cada tarde.
El "sí" de María, el día de la
Anunciación, fue a ser Madre de Dios.
El Verbo se hizo humano en sus entrañas, por el
Espíritu Santo y su consentimiento.
Nuestros "sí" a Dios de todos los días,
se parecen a los que Nuestra Madre pronunciaba de continuo, amando a Dios en
cada momento y circunstancia de la vida.
Eran en María enamoradas afirmaciones –silenciosas
casi siempre– de una conversación que no termina, como no terminan nunca las
palabras de afecto en los enamorados, aunque sólo se contemplen.
Madre mía, enséñame a querer.
como tu
María.
Quiero abandonarme en Él, tal y como soy,
como tú
María.
Quiero dejarme modelar por la fuerza de la Palabra,
como tú María
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