“Zaqueo, baja enseguida,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa”
(Lc
19,5)
Zaqueo trata de «ver» quién es Jesús, conocerlo.
La
sorpresa es que Jesús conoce a Zaqueo por el nombre e interiormente («hijo
de Abraham»).
Y para conocer a Jesús, él mismo debe recelarse
como el que «ha venido a buscar y a salvar...»
Jesús, el Hijo del hombre salva lo perdido, lo
despreciado, lo que no cuenta ante los ojos humanos.
Los que impedían a Zaqueo ver, sólo le conocen como
pecador y, con su crítica, confiesan que tampoco conocen a Jesús.
Al conocer a Jesús, Zaqueo reconoce a los demás
como hermanos con quien compartir y restituir.
- Haznos sentir, Señor, la alegría de saber que nos conoces personalmente; y de poderte conocer.
Cuando Jesús viene a habitar tu casa, a hospedarse
contigo, te invita también a cambiar de vida, a ser compasivo, como lo es el
Padre del cielo.
Jesús, ven a mi corazón, siéntate a mi lado, desata mis egoísmos y
avaricias.
Que tu salvación me haga misericordioso y solidario.
Comentarios
Publicar un comentario