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Invirtiendo los dones de la fe




“Negociad mientras vuelvo” 
(Lc 19,13)
En esta parábola hay una llamada a trabajar incansablemente por el Reino.
El Señor,  nos ha confiado la misión de trabajar por el Reino con fidelidad y creatividad.
En este tiempo de la Iglesia debemos hacer fructificar los dones que el Señor nos ha dado a cada uno.
Y nos advierte del peligro de una comunidad poco atenta a su palabra, que tiene miedo y acaba perdiendo cuanto había recibido.
No temas ante Jesús, Señor de la vida y de la muerte.
No viene a condenar sino a invitarte a vivir el riesgo de fe y a producir frutos de amor. 

Gracias, Señor, por todo lo que cada día recibo de ti. Gracias por la vida, la fe, la esperanza.
Gracias por la alegría y la fraternidad.
Gracias por la Eucaristía. 

Hay también un juicio severo para los que rechazaron y condenaron a Jesús.

- Líbranos, Señor, de tener miedo de ti.
Y haznos crecer en fidelidad y responsabilidad.



Señor, sé que a mí mucho se me ha dado:
la vida, el día a día, tantas capacidades,
tantos talentos, tantos proyectos,
tantas posibilidades, tantas experiencias,
tantas relaciones, tantas oportunidades,
tantas personas, tantas pasiones,
tantas experiencias, tantos dones… tanto.
Señor, sé que a mí mucho me has confiado:
ser hijo tuyo, ser hermano de todos,
ser discípulo tuyo, ser testigo de tu proyecto,
ser profeta en medio del mundo,
ser tu palabra y tus manos… ser desde ti.
Señor, sé que a mí mucho se me ha dado
y mucho se me ha confiado.
Ojalá esté a la altura de las circunstancias,
Mucho me has dado, Señor
mucho quiero regalar y entregar de todo corazón.
mucho quiero darte.
Dame la capacidad necesaria
para agradecerte cuanto soy y tengo,
y la fe necesaria para nunca olvidar
que todo procede de ti y a ti se dirige.
Amén.

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