Cuantas veces nuestra oración parte de nosotros, de cómo estamos, nos sentimos. Pido por aquello que me duele o preocupa. Pedimos paz, amor, alegría, para nosotros. Jesús ora descentrado de sí mismo. No es Él centro del diálogo, se concibe puente entre la voluntad de Dios y las necesidades de sus discípulos. Este Evangelio es una escuela de oración. Cuando le decimos como los discípulos: “¡Señor enséñanos a orar!”, su respuesta sería mira cómo me relaciono con Dios.
Jesús sigue pidiendo por los suyos. Pide el don de la unidad. El objetivo de esta petición es la unidad, fruto de la comunidad de Espíritu. La unión entre los suyos se realiza por la comunicación del Espíritu. Él nos enseña el lenguaje del ‘nosotros’, del respeto y del cariño, de la profunda solidaridad entre todos los que formamos la iglesia.
La unidad es una necesidad para ser creíbles, para dar testimonio. Unidad en Cristo, por Cristo, con Cristo. La unidad no es uniformidad. Unidos en el vínculo de relación y amistad con Cristo. Esto nos define y nos une a Él, ser de, por, en y con Él.
El que une, quien genera con facilidad encuentro y compartir es Cristo. Es lo que nos une, tenemos que querer la unidad y trabajar por ello.
Jesús ora y pide para nosotros, sus discípulos, el don de estar unidos. Para vivir un amor que pueda indicar a todos el gran plan de salvación que dios tiene para la humanidad. Estamos llamados a ser la página publicitaria de la obra de dios para que el mundo sepa que es posible amarnos en la diversidad y el respeto!
Cuando la verdad muere, la mentira ocupa su lugar. Y la mentira causa estragos, y se producen víctimas y daños colaterales. Nada es lo que parece y el relato siempre favorece a unos pocos. Entonces el corazón humano ansía la verdad como el aire para respirar. Añoramos tu palabra.
Jesús pide al Padre que nos santifique en la Verdad. Vivir en verdad es estar fundamentados en la Palabra. Guiados y llevados por una Palabra que orienta en la verdad y aleja de la mentira y la manipulación. Ser testigos de la Verdad, de la Palabra y de la Vida.
«Como tú me enviaste al mundo, así los envío también al mundo» No basta con creer, tenemos una misión dada por el mismo Señor, y en ese anuncio, a pesar de las dificultades y de un mundo que no quiere escuchar, tenemos la certeza de que no caminamos solos, él está con nosotros.
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