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Mostrando entradas de enero, 2025

En lo pequeño

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  "La semilla germina y va creciendo,  sin que él sepa cómo."   (Mc 4,26-34). Jesús habla de realidades trascendentes con ejemplos sencillos. El Reino de Dios lo compara con la semilla más pequeña: un grano de mostaza. Así muestra lo pequeño e imperceptible que el en su comienzo y lo grande que puede ser en su desarrollo. Su dinamismo interno es admirable. En la fuerza de lo pequeño, sencillo y sincero, actúa el soplo vivificante del Espíritu. El Reino de Dios tiene dentro una fuerza secreta, unos comienzos pequeños y de apariencia modesta. Pero en esa semilla hay futuro porque está animada por el Espíritu Santo creador. El Reino excluye la ambición del triunfo personal y de esplendor social. El poder es la mayor tentación para el ser humano. La semilla crece. Hay que dejar que lo haga, no apagarla. La semilla que Él siembra tiene fuerza, hay que cuidar la tierra -el corazón, la vida, lo que somos- para que dé todo el fruto posible. El sembrador espera, confía en la tierr...

Ser luz

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  " ¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama,  o para ponerlo en el candelero?"   (Mc 4,21-25). Jesús es la luz que ilumina en medio de la humanidad; se hace presente en los caminos; conecta con la esperanza escondida de todo ser humano. Tener luz es ser conscientes de ser amados por Dios. Esta certeza es la tarea misionera que anunciamos con la vida. Jesús, eres fuente de vida y de luz para mi vida y para la vida del mundo.  Ilumina mis actitudes, mis sentimientos, mis pensamientos con tu luz. Quiero vivir como hijo de la luz. Quiero escuchar y acoger la luz de los otros. Hoy Jesús nos pregunta directamente si la luz que somos, la compartimos o la ocultamos. La falsa humildad es una pereza disimulada. Decir "no puedo", "no valgo", es un excusa para la inoperancia y la vagueza. Reconozcamos lo únicos y exclusivos que somos y que eso nos haga salir del ensimismamiento. Somos luz y sal. Hagamos que nuestras vidas iluminen ...

Sembrar

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  «¿No entendéis esta parábola?»   (Mc 4, 1-20)   En ocasiones no escuchamos lo que nos está diciendo porque esperamos que se manifieste en grandes acontecimientos y no comprendemos que las cosas de Dios son sencillas de entender porque se dan en la vida de cada día donde manifestamos como somos. Él sembrador siembra sin calcular el grano ni analizar la tierra. Lanza la semilla con la confianza de que será acogida. El cuidado de la tierra ha sido el mismo, pero no la respuesta. El fruto de la Palabra depende de la libertad de quien la escucha y la hace vida. Pocas parábolas son tan populares como la del sembrador; y esta además añade la explicación del mismo Jesús. Muestra la acción de Dios y la acogida que nosotros dispensamos a dicha acción, desvelándonos que hay que ser buena tierra para que la semilla de la palabra fructifique. "El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Somos t...