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Mostrando entradas de mayo, 2024

Un encuentro

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  "En cuanto Isabel oyó el saludo de María,  saltó la criatura en su vientre."   (Lc 1,39-56). Dos mujeres donde Dios ha escrito su historia. Llenas De Dios, embarazadas por la gracia, desbordantes de gratitud. Isabel grita ese “bendita tú entre las mujeres…”, que rezamos en el Ave María; María “Proclama las grandezas del Señor…”. Una Visita que es encuentro. María nos muestra su estilo de orar en la Visitación a su prima. Es una oración que se pone en camino para servir con alegría. Su oración es contemplativa porque camina con el misterio inmenso de Dios en sus entrañas . María refleja la luz de Cristo en cada palabra, en cada mirada, en cada encuentro. Todo lo siembra de serena alegría. Trabaja, habla, relaciónate, pero hazlo consciente de que llevas dentro de ti a Jesús.   Y tú María, sin decir nada, me visitas y me llenas de gozo. Juntos proclamamos la grandeza del Señor. Visítanos, dulce Madre, y quédate en nuestra vida. Tú disipas oscuridades y no...

«¿Qué quieres?»

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  “Jesús, ten compasión de mí… «Maestro, que pueda ver».  Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado».  Y al momento recobró la vista  y lo seguía por el camino”   (Mc 10,46-52).   Es un ciego el que grita. Está al borde del camino. Su grito molesta a los que van por el camino. Pero él grita mucho más para que lo oiga Jesús. Haz silencio para escuchar las voces de los sin voz. Hay necesidades a tu alrededor que están esperando unos oídos que escuchen.   Te grito y Tú me escuchas. Tu escucha abre mi oído para escuchar otros gritos que vienen de las orillas de los caminos. El mendigo ciego Bartimeo, está al borde del camino. Pobre, sin vista y al margen de la sociedad. Jesús pasa cerca y lo oye. Le grita para que lo atienda. Grita por encima de los que quieren callarlo. Quiere recobrar la vista. Ver con ojos de fe para conocer la realidad. «Jesús, ten compasión de mí» Cuantas veces en nuestro caminar, el sufrimiento hace que no lo veamos, nos si...