Me dijiste ¡ven!, y lo dejé todo
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpKpG13exwOPv09dcywB6jAcPG4ZffJP6JewsK_XfPTUuDVlDHdtHwStfn50lWY5xXpp331R4xre1yHhDJfJAGi_KWCsiZ3qlUIbp8GLcAdOoO2PLBGHwJXCn3nHZSS7L63_oQ55CR7UU/w640-h360/EoDmoIQW8AA_5oT.jpg)
“Ellos... inmediatamente dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron”. (Mt 4, 18-22) El Adviento es un llamamiento incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su fin último y a su plenitud, que es el Señor Jesucristo. Jesús nos llama a seguir un camino de búsqueda. Llama a estar vigilantes, a salir de aquello que nos tiene adormilados. Te llama a vivir un tiempo de esperanza, el adviento. Los cristianos rezan en Adviento diciendo: "Ven, Señor Jesús". Y Jesús, que ya está aquí, pues vino y se quedó, también nos pide a ti y a mí, desde Él, y desde el pobre y el excluido con quienes se identifica: "Ven a mí". "Venid a mí todos los cansados". Vayamos, pues, con Él. Rezar y amar, he aquí la vigilancia. Cuando la Iglesia adora a Dios y sirve al prójimo, no vive en la noche. Aunque esté cansada y abatida, camina hacia el Señor. Invoquémoslo: Ven, Señor Jesús, te necesitamos Desde que recibimos el bautismo somos...