¡Sirves!
“También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado”. (Lc 4,38-44) Es necesario que proclame el reino de Dios. Jesús, al morir y resucitar, pide a sus apóstoles que lo extiendan por todo el mundo, porque es la mejor noticia que cualquier ser humano puede recibir La suegra de Simón está en cama con fiebre. Jesús se inclina sobre ella. Se acerca a su postración. Increpa la fiebre. La autoridad de Jesús se impone sobre todo mal. Ella se mejora y se pone a servir. No podemos servir bien si no estamos bien para servir. Las gentes acuden a Jesús porque perciben en él una fuerza sanadora, una misericordia entrañable que les atrae. Le buscan los enfermos, los marginados, los necesitados de paz y de consuelo. Cuando crece la opinión de que Dios no puede hacer nada por nosotros, ¡qué reconfortante es escuchar estas palabras! Pon tus males y los males de los que te...