"Sin miedo"
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"La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde." (Jn 14,27-31a). Hay una paz que nace de la ausencia de conflictos, que es plácida y cómoda. Es la que conocemos y anhelamos. Hay la paz de Jesús que nace simultánea al conflicto, a la brega diaria, a los límites, al dolor, esa es la paz resucitada y resucitadora. Nace del Espíritu y es el fruto de permanecer unidos a Dios, nace de la confianza de nunca estar solos. Nace de intentar cada día ser entrega para nuestros hermanos. Cada mañana abriré mi ventana a tu paz, Señor. Y cuando en la noche el ruido de la violencia llame a mi puerta, también abriré mi corazón a tu paz. Danos, Señor, tu paz. No la del mundo, tan frágil y limitada. La paz que es el fruto del Espíritu Santo y que nos inunda la vida cuando le dejamos las riendas a él. Danos la paz. La paz nuestra de cada día, dánosla hoy. Padre Bueno y Misericordioso, que sin mérito...