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Mostrando entradas de diciembre, 2024

TE DEUM

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  «El Verbo era la luz verdadera»   (Jn 1,1-18). El misterio de la Navidad esconde el mayor de los regalos: el verbo de Dios hecho carne, el Dios-con-nosotros. Es el regalo de Dios que encierra todos los demás regalos. Cuando a la Navidad se la despoja de este sentido todo se vuelve incomprensible, hasta la propia existencia. El Verbo se hace carne, se hace niño. Se le puede ver y tocar. Se le puede besar y abrazar. Se ha encogido, haciéndose uno de nosotros, para regalarnos la ternura y la misericordia de Dios. Estamos llamados a dar testimonio por la gracia recibida. ¿Seremos capaces de acoger ahora, en nuestra pobre vasija de barro, la luz de Dios en el Niño de Belén? La Palabra es Vida, vida generosa, regalo de Dios. Es "la Luz de los hombres" que rompe toda oscuridad, angustia. Nada de miedos, Él es fiel. Nada de miedos, es la Vida. Nada de miedos, es la Luz verdadera. "A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padr...

La gracia de Dios

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  “Una profetisa, Ana… hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén”   (Lc 2, 36-38). Ana, profetisa, viuda, mayor, fiel y servidora del templo. Una mujer anciana llena de fe, de gracia y esperanza que no mira con tristeza su avanzada edad, ni se lamenta por las pérdidas en el pasado. Vive con plenitud el presente dedicando su vida a Dios. Una sabia discípula-misionera. Alaba a Dios cuando ve al niño. Habla del Niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.   Al encontrarse con el Dios Salvador, en ese pequeño Niño, anuncia la salvación a cuantos encuentra en el camino. Que tu luz alumbre la oscuridad de nuestro mundo y encienda la llama del amor en mi corazón y en el de mis hermanos. «Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación» (Lc 2,36-40) Así debemos actuar, la Navidad es un tiempo para no vivir agobiados, sino estar gozosos del Niño que nos ha nacido. Nuestra misión es dar gracias a Dios y anunciar a nu...

Familia, proyecto de Dios

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«¿Por qué me buscabais?  ¿No sabíais que yo debía estar  en las cosas de mi Padre?».   (Lc 2,41-52).   Hemos hecho de la Navidad una "fiesta de la familia". Y la familia, con todas sus ambigüedades, ha terminado por tragarse la Navidad. Conviene recordar que no es la familia la que salva al ser humano, sino el niño nacido en Belén. La familia también está necesitada de redención. Vamos con la fiesta de la Sagrada Familia. En una sociedad de vínculos frágiles, que no dejemos de defender el amor que aprendemos en el evangelio como fuente de nuestros vínculos, entrega, fidelidad y compromiso. Si la familia cristiana es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es concebida y cuidada, es una contradicción tremenda cuando se convierte en lugar donde es rechazada y destruida (Papa Francisco). El gran rasgo de la familia es la diversidad. El elemento que da consistencia es la unidad en la diversidad. Esto requiere de unos valores claros: respeto, e...