Pequeños
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN_KHu-BUocPwDOT2R7Zsx8654qJ0Nue9d1Q9lfxt0P-Ot8DmLQyLWfQg_VbQCdUyw2ntEU6PqBHyTZ_dph0jQjk64Q7OvTqgo6xtxGnabAJI5FyUyxAtb_b5XgwiDZN5NQH_9tmoiRD5sZL5IMoGaih5faTsAvWmmdrMBSyGmcSUodAB3TxlmTz66Sm8/w363-h400/F9uSYkmWUAEOiwW.jpeg)
"¿A qué compararé el reino de Dios?" (Lc 13,18-21). Con estas dos parábolas, Jesús quiere infundir en sus discípulos la esperanza. Su Reino, su presencia, crece a pesar de las oposiciones y se nos da para que en libertad le dejemos crecer. Descubre la semilla del reino que llevas en tu interior. Pon tu esperanza en ella. Es ella la que dará fecundidad y plenitud a tu vida. Jesús siempre usa imágenes dinámicas de algo que crece. El fundamento del Reino es el amor expansivo de Dios que no puede quedarse para él, lo que significa ser, vivir, amar, crear y decide ofrecer esa vida a sus hijos. Receptores de ese regalo, llamados a vivir todo como gracia, gratis, alegres, asombrados. Pedimos que venga su Reino. Pero más que pedirlo, es descubrirlo, creciente, discreto, en torno a nosotros. «¿A qué es semejante el reino de Dios?» La pregunta nos lleva a imaginar en nuestra vida cómo será el Reino. La respuesta es que es un lugar de acogida donde todos nos cobijamos...