«No estoy solo, porque está conmigo el Padre» Saber en la vida que no estamos solos, nos da la fuerza para afrontar actos que de otra forma no nos atreveríamos ni a pensar. Jesús sabe que el Padre está con él y nosotros que ellos, en unión, nos animan en nuestra vida de fe.
“Os he dicho esto para que encontréis paz en mi” La paz que Él da no es como la que da el mundo, su paz es una relación basada en la fidelidad, en la entrega generosa, en el darse sin medida, en la espera permanente, en la escucha y la propuesta acompañada. La paz a su lado quita el miedo.
La paz que Él da no es como la que da el mundo, su paz es una relación basada en la fidelidad, en la entrega generosa, en el darse sin medida, en la espera permanente, en la escucha y la propuesta acompañada. La paz a su lado quita el miedo. Una paz que mira al futuro y ve esperanza. Que mira hacía atrás y ve misericordia. Que mira al presente y ve su compañía.
La paz auténtica solo podemos encontrarla en Jesús. Él nos la regala. Nos ha hablado de ella. Una necesidad en este mundo lleno de luchas, incomprensiones, maldad, intereses personales, corrupción, hipocresía y complejos. Una paz que da valor.
La paz que Él nos da. La que disfrutamos de ser sus amigos. La de sabernos queridos por Él. La que su promesa de ayuda nos asegura. La de saber que no nos deja. Con Él el pasado es misericordia, el presente compromiso, el futuro esperanza. Su paz es un regalo
"En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo." Cuando perdemos la esperanza de alcanzar la meta; cuando nos atenazan las dificultades y preferimos olvidar nuestros sueños; cuando lo que más deseamos nos resulta inalcanzable, el Señor nos dice: "Tened valor". Él ha vencido al mundo y también nosotros podemos vencer con Él.
Cada día es diferente pero la lucha aparece en nuestro horizonte. Algunas veces es interna. Luchar por no derrotarnos, por no desesperar. Por salir de la auto exigencia, por no caer en el pozo oscuro. Otras veces luchamos contra nuestra mente que nos engaña. Contra nuestro corazón que nos asusta. Contra nuestro cuerpo que no nos gusta. Hay luchas que nadie ve. En todas ellas hay una invitación al ánimo. Vamos con el que ha vencido a la muerte y Él nos ayuda a ganar.
Tienes razón.
Lucho para que no me arrastre la moda, la comodidad o la prisa,
para ser el conductor de mi propia vida.
Lucho para no dejarme llevar por voces y sensaciones negativas;
para escuchar la voz de la verdad, de la esperanza... tu voz.
Lucho para no pararme cuando tengo miedo o dudas;
para seguir adelante con confianza y esperanza.
Lucho para no cerrarme en mis caprichos,
para tener abiertos los ojos, los oídos,
Lucho a veces contra Ti, Señor,
porque todavía creo que tengo que agradarte para que me ames
y me olvido de que tu amor es gratuito, como el agua o el sol;
porque no acabo de entrar en Ti,
y olvido que la felicidad y la libertad más grandes nacen en Ti.
Te presento, Señor, todas mis luchas...
Muchos luchan para poder comer, para vivir en paz...
Su lucha, Señor, es tu lucha.
Que su lucha sea también mi lucha.
Pongo en tus manos mis luchas y mis esperanzas;
mis dudas y mis certezas, mi vida...
la lucha de todas las personas de buena voluntad.
Tú has vencido al egoísmo y a la mentira,
al pecado y a la muerte.
Y junto a Ti,
aunque a veces me sienta derrotado,
aunque a veces parezca que ganan "los malos",
yo también venceré;
el amor, la verdad, la justicia y la paz vencerán.
Gracias, Señor, por esta esperanza.
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